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Luis Guillermo Vélez Álvarez*

Históricamente la fortaleza de EPM ha radicado en su gerencia media y sus profesionales de primer nivel. La planeación de largo plazo, la continuidad de los proyectos, la memoria institucional, los valores fundacionales y la ética laboral se preservan y transmiten por las personas que al cabo de años de trabajo meritorio llegan a esos cargos. Ese es el capital humano de EPM, el cual, al igual que el capital reputacional y el financiero, se está deteriorado por la desastrosa intromisión del alcalde Quintero Calle en el manejo de la Empresa.

Las vicepresidencias que reportan directamente al gerente se han ido llenado de personas venidas de fuera, sin experiencia previa en los negocios de EPM y con unas hojitas de vida livianitas, muy livianitas, como puede constatarlo cualquiera que se tome la molestia de consultarlas. En las vicepresidencias de negocios y en las de soporte es cada vez más difícil encontrar alguien que realmente sepa de los asuntos a su cargo. A las vicepresidencias de generación y distribución de electricidad, que responden por el 80% de los ingresos del Grupo, han llegado personajes que no distinguen energía de potencia pero que son tanto o más obsecuentes que la vicepresidente financiera a quien se escapan los conceptos de costo de oportunidad y de valor del dinero en el tiempo.

Entre los directivos de los otros niveles y los profesionales se instala la desesperanza por ver llegar a cargos a los que legítimamente aspiran a unos personajes anodinos a los que tienen que obedecer y que despliegan sin ningún pudor la más desconcertante ignorancia. Todos quieren irse y los que pueden lo hacen a la primera oportunidad, cosa extraña en una Empresa a la que otrora todo profesional aspiraba a entrar.

La desazón con hoy reina entre los funcionarios de EPM contrasta con las ilusiones que quiso sembrar Quintero Calle en carta que les dirigiera el 18 de octubre de 2019 y que empezaba por un efusivo reconocimiento del “profesionalismo y carácter técnico que han permitido hacer de EPM la empresa más querida de los antioqueños de ayer, hoy y siempre”. Y seguía el rosario de promesas:

1.    Nombraré una gerencia confiable, técnica y responsable…

2.    Trabajaré para establecer un gobierno corporativo….

3.    Estabilidad a la gerencia y a la junta directiva….

4.    Invertiremos en el talento humano….

5.    Nos soportaremos en los técnicos para la toma de decisiones…

6.    Desataré una reflexión profunda que permita aprender con humildad de los errores de Hidroituango….

7.    No señalaré culpables en Hidroituango…

En todos esos casos, Quintero Calle hizo exactamente lo contrario.

Es muy grave la destrucción del capital humano que se está presentando en EPM y más pronto que tarde sus efectos empezarán a sentirse en la calidad, continuidad y costo de los servicios. La Superintendencia de Servicios Públicos sabe bien lo que está pasando y no debería esperar a un grave deterioro de los servicios para intervenir.

La situación de los profesionales de EPM es muy agobiante, pero deben tratar de evitar caer en la desesperanza y hacer todo lo necesario para resistir y mantenerse en los cargos pues su actividad reduce los daños y es esencial para una rápida reconstrucción una vez que la revocatoria termine con la pesadilla que Quintero Calle representa para la Empresa.

http://luisguillermovelezalvarez.blogspot.com/2022/03/desbandada-en-epm-y-las-promesas-de.html?m=1

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