La canasta – los bienes y servicios que la conforman y sus ponderaciones – se define a partir de la Encuesta Nacional de Presupuestos de los hogares (ENPH), que el DANE realiza cada diez años. La última se realizó entre julio de 2016 y julio de 2017 y la canasta resultante entró en vigencia en 2018. Se incluyen los bienes y servicios que consumen la mayoría de los encuestados y en los que gastan una fracción significativa de su ingreso. La porción de ingreso que en promedio gastan los encuestados define la ponderación que tendrá cada ítem en el período de vigencia de la canasta.
Los 443 bienes y servicios de la canasta familiar de 2018 se distribuyen en las 12 divisiones que se muestran en la tabla donde se indica la ponderación o peso de cada una de ellas.
Llaman la atención de inmediato las ponderaciones increíblemente bajas de las divisiones educación (4,41%) y salud (1,71%), como quiera que dicha ponderación equivale a lo que efectivamente gasta de su ingreso la familia colombiana promedio en cada división y no al valor de los bienes y servicios que consume de esa categoría. Esa baja ponderación refleja la importancia de los subsidios, en caso de los servicios públicos domiciliarios, o de la gratuidad casi total en los de educación y salud.
En la canasta de 2018 salieron de la división salud los servicios de cardiología, ginecología y traumatología, los exámenes bacteriológicos, los electrocardiogramas, la hospitalización y el servicio de ambulancia. No quiere eso decir que la gente no haga uso de ellos; la salida de esos rubros significa que la mayoría de los colombianos no tienen que pagar por ellos o paga poco de su propio bolsillo, ya que están incluidos en los planes obligatorios de salud o en los seguros voluntarios.
Están incluidos en la división salud las cuotas moderadoras a las EPS y los seguros médicos y los de accidentes y la medicina prepagada. También están las consultas particulares con médicos diversas especialidades, los servicios odontológicos y los exámenes y pruebas clínicas particulares. En la división salud de la canasta de 2018 se incluyeron los jarabes homeopáticos para la tos, las curitas, las bolsas de agua caliente, las pruebas de embarazo, las consultas homeopáticas y los tratamientos de acupuntura.
La canasta familiar vigente en 1988 tenía cuatro agrupaciones: alimentos, vivienda, vestuario y misceláneo. En esta última agrupación había rubros como esparadrapo, expectorantes, laxantes, purgantes, anticonceptivos, antidiarreicos y hospitalizaciones que se suponen recogían lo referente a la salud.
La salud aparece por primera vez de manera explícita dentro de las agrupaciones de la canasta familiar en la adoptada en 1989, con el nombre de “Productos farmacéuticos y asistencia médica”, con una ponderación de 4,1%. En la canasta de 1998 la ponderación en 3.96% y 2,43% en la de 2008.
Como la ponderación en la canasta de 2018 es 1,71%, se concluye que el colombiano promedio paga de su propio bolsillo por los servicios de salud menos de la mitad de lo que pagaba a principios de los 90, antes de la adopción de los sistemas de aseguramiento de la ley 100. Visto de otra forma, el gasto en salud hoy es prácticamente igual al gasto en alcohol, tabaco y estupefacientes.