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Andrés Oppenheimer  

Cuando la gente habla de los mayores problemas de América Latina, por lo general comienza citando la corrupción gubernamental, el crimen y el desempleo. Si me preguntan a mí, uno de los mayores problemas de la región, en comparación con lo que he visto en Asia y otras partes del mundo en desarrollo, es el fracaso de la gente para tomarse la educación en serio. Sí, leyeron bien, no estoy hablando del fracaso de los gobiernos en mejorar los estándares educativos, sino de la falta de una conciencia de la ciudadanía sobre la importancia de tener buenos sistemas educativos.

La nueva encuesta de Latinobarómetro, una firma regional de encuestas con sede en Chile, muestra que la educación ocupa el último lugar entre las mayores preocupaciones de la mayoría de los latinoamericanos, muy por debajo de la economía, la política y la corrupción. Solo el cuatro por ciento de los latinoamericanos cita la educación entre los mayores problemas de su país, según la encuesta de casi 20.000 personas en 18 países latinoamericanos. En algunos, los datos son aún más alarmantes: en México, Colombia, Ecuador y Venezuela, solo el dos por ciento de la gente citó la educación como un problema nacional importante. En Argentina, Guatemala y Honduras, la cifra fue de solo el tres por ciento.

La ausencia de una cultura que esté obsesionada con la educación es una de las principales razones por las que América Latina ha perdido tanto terreno frente a los países asiáticos en las últimas décadas. Mientras que las familias asiáticas invierten gran parte de su tiempo y dinero en la educación de sus hijos, eso ocurre mucho menos en América Latina.

A modo de ejemplo, hay 758.000 estudiantes extranjeros de países asiáticos en las universidades estadounidenses, en comparación con solo 80.200 de América Latina, según el informe “Open Doors” del Departamento de Estado. Por supuesto, la población de Asia es mucho mayor. Pero eso no explica por qué los países asiáticos envían a tantos más estudiantes a las mejores universidades del mundo que países latinoamericanos con poblaciones similares. Hay casi 24.000 estudiantes extranjeros de Vietnam en las universidades estadounidenses, en comparación con 14.300 de México, que tiene una población más grande y está mucho más cerca de Estados Unidos. Y hay más estudiantes de Bangladesh en Estados Unidos que de Colombia, a pesar de que Bangladesh es un país mucho más pobre. Al contrario de lo que muchos creen, la mayoría de los estudiantes asiáticos no son becados por sus gobiernos. La mayoría de ellos estudian en el extranjero con los ahorros de sus familias.

Asimismo, la falta de una preocupación por la educación en América Latina se hace evidente en los resultados de las pruebas internacionales PISA de lectura, matemáticas y ciencias. Los estudiantes de China, Singapur y Macao sacan las mejores calificaciones, mientras que los jóvenes latinoamericanos se ubicaron en la mitad inferior de la lista. Lo que es peor, algunos países latinoamericanos, como México, han abandonado recientemente la prueba PISA. En lugar de intentar medirse con el resto del mundo y tratar de corregir sus problemas educativos, el gobierno mexicano ha optado por la negación total de la crisis educativa. Esa es una receta para perpetuar la pobreza porque vivimos en un mundo en el que el trabajo mental se cotiza cada vez más, y las materias primas como el petróleo, o el trabajo manufacturero, cada vez menos.

¿Qué habría que hacer? La solución no va a venir de los gobiernos. Invertir en la educación de calidad significa gastar más en la formación de los profesores, y eso rinde sus frutos en mucho tiempo, mientras que los gobiernos solo quieren invertir en aquellas cosas que les ayuden a ganar las próximas elecciones. La solución es crear una cultura familiar de obsesión por la educación. Los empresarios, los medios de comunicación y los grupos cívicos deberían invertir mucho más en campañas de concientización pública sobre la importancia de la educación, presionar a sus gobiernos para que mejoren los estándares educativos. Mientras solo el cuatro por ciento de los latinoamericanos cite la educación como una de sus principales prioridades, los gobiernos seguirán sin hacer nada y la región continuará perdiendo terreno en la economía mundial.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 13 de octubre de 2021.

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