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Ricardo Mejía Cano 

Cuando uno escucha al alcalde Quintero, queda con la impresión de que es una persona simpática. Se muestra como alguien muy agradable. Él lo sabe: eso da votos. Sin embargo, lo que aparenta ser y quiere hacer es muy distinto de lo que es y en la práctica hace.

Cuando estaba en campaña para la alcaldía, las fotos le mostraban con su esposa y su hija en una vivienda muy modesta. Según investigación de un reconocido medio, en ese momento ya tenía una elegante casa en el barrio El Poblado de Medellín, apartamento en el Norte de Bogotá y su esposa un lote en El Tablazo, Rionegro, de 8000 m2. A menos que el dinero sea mal habido, ser rico no es malo ¿Por qué lo quiere ocultar?

Al poco tiempo de posesionado, lo invitamos a una reunión de la Junta Asesora del Comité Universidad Empresa Estado. Allí llegó con su computador, anotando cada comentario de los asistentes, mostrando gran interés por los temas tratados, con observaciones pertinentes y adecuadas. En general transmitió una impresión positiva. Se despidió dando pleno respaldo al propósito del Comité: mayor unión y colaboración entre las universidades, el sector privado y el Estado. En la práctica ha hecho todo lo contrario.

Uno de sus planes en campaña: “En la decisión de escogencia y cambio del gerente de EPM, yo renunciaré a escogerlo, con la garantía de que tenga estabilidad en el tiempo. Nada hace más daño a EPM que el cambio de la gerencia cada 4 años”. La sacada de su gran amigo Álvaro Rendón de la gerencia de EPM y los cambios siguientes han sido pasos burdos e improvisados. Dice una cosa, pero hace otra.

Estudió en el famoso centro de buen gobierno, el Kennedy School de Harvard. Si algo aprendió, no lo práctica: convirtió el gobierno local en una empresa familiar al servicio de sus familiares y amigos.

El tío bisabuelo del alcalde fue el reconocido empresario “Chicho” Calle. Le decían Chicho porque de pequeño vendía chicha en el parque de Santa Rosa de Osos. Don Chicho de la nada hizo una fortuna y dejó un legado de trabajo duro, honestidad y compromiso con la comunidad. ¿Qué le tocó a Quintero de esa herencia material y espiritual? No lo sabemos, pero sin duda de lo primero le tocó más a los primos, debido a que la madre de Quintero no siguió las recomendaciones del padre de ella y terminó apartada de la familia.

¿Hay un resentimiento en Quintero contra la clase empresarial? En su interior debe vivir el conflicto de saber que hubiera podido ser el continuador de esa estirpe de sus antepasados, pero por esas conjuras del destino, quedó por fuera de la jugada.

Medellín no podrá progresar con un alcalde que muy seguramente vive en un conflicto interior y como reacción, convierte su administración en un conflicto exterior.

Toda mi solidaridad con el alcalde, ante las contrariedades y angustias que debe enfrentar para tratar de alinear su ficticio y misterioso pasado con su ambicioso e impredecible futuro. Pero la ciudad no puede ser víctima de las contradicciones del alcalde. Por eso mi respaldo a la revocatoria.

Y en ese sentido existe un desequilibrio peligroso para el justo juego democrático. En su defensa el alcalde está utilizando los recursos económicos y humanos de la alcaldía, o sea nuestros recursos. Además, el presidente del Consejo Nacional Electoral es ficha de Cesar Gaviria, hoy íntimo amigo de Quintero. La lucha es muy desigual. Si queremos el triunfo de la revocatoria, hay que ayudar con todo tipo de recursos al grupo de Pacto por Medellín.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 27 de septiembre de 2021.

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