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Jorge Enrique Pava Q.                                                                      

Con la salida intempestiva de Fernando Merchán Ramos de la gerencia de Aerocafé, solo termina el ciclo de otro administrador más del proyecto, sin que esto signifique interrupción alguna en su cronograma, ni su bloqueo o frustración. Por el contrario, dadas las pésimas maneras de terminar su relación laboral, Aerocafé se libera de una persona que, tarde o temprano, iba a reventar al ver frustrados sus intereses personales, y era preferible que lo hiciera ahora y no en medio de las obras en construcción.

Porque no se entiende como, después de un año al frente de Aerocafé, y siendo miembro del Patrimonio Autónomo, hoy pretenda el señor Merchán enlodarlo con insinuaciones etéreas e imprecisas. Hay que recordar que él se asimila a un servidor público y, como tal, lo rige el Art. 67 del Código de Procedimiento Penal, que dice: “…El servidor público que conozca de la comisión de un delito que deba investigarse de oficio, iniciará sin tardanza la investigación si tuviere competencia para ello; en caso contrario, pondrá inmediatamente el hecho en conocimiento ante la autoridad competente.”.

Esto era un imperativo legal, señor Merchán. No era si quería, o le parecía, o si le servía para sus intereses. ¡No! Era su obligación elevar la denuncia respectiva y no esperar a que, en retaliación con su junta directiva, y sin pruebas, tratara de destruir el proyecto que se le confió para su administración y custodia.

Las directivas de Aerocafé han desvirtuado su posición con los argumentos que faltaron en su renuncia. Repito: si le constaba algún mal manejo de recursos en el Patrimonio Autónomo, ¿por qué no lo denunció? De ser cierta su afirmación, habría sido usted cómplice por su silencio durante más de un año. Y, de no ser cierta, estaría usted entonces calumniando a sus pares y poniendo en peligro la estabilidad del proyecto. ¡Irresponsable!

Sale usted, señor Merchán, pisoteando la decencia administrativa y el código penal de una manera vergonzosa y, al tratar de lesionar a sus compañeros de junta, termina pisoteando su propia dignidad y asaltando la buena fe de los caldenses y colombianos. La verdad no puede someterse al gusto de quien la prefabrica. La verdad es una sola, y nunca la que se urde para defender causas que pueden terminar perjudicando proyectos tan importantes como Aerocafé.

En buena hora deja usted el cargo, señor Merchán. En su historia quedará marcada la irresponsabilidad con la que reaccionó ante la posición unánime de una junta directiva que se hizo respetar y defendió los intereses colectivos sobre sus caprichos o compromisos personales.

Aerocafé debe pasar la página, olvidarse de estas pataletas y seguir edificando. Es mucho lo que el esfuerzo colectivo ha logrado, pero más lo que falta por ejecutar, y no podemos dejarnos distraer por ese fuego amigo que suelen disparar, ya no desde la Asamblea, sino desde redes sociales y cuarteles mezquinos ampliamente conocidos. ¡Tendrán que pasar por encima de una gran fuerza regional que lo defiende! ¡Pobres!

www.titepava.com

Publicado en Columnistas Regionales

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