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Juan David Escobar Valencia                                     

Si les parecen terriblemente malos los dos primeros años del gobierno que “ocupa” el Palacio de Nariño, no se imaginan lo catastrófico y peligroso que serán los dos que faltan del primer periodo presidencial de los marxistas en Colombia.

Hace casi 20 años me dieron la oportunidad de escribir en este periódico, y todavía recuerdo que las circunstancias hacían difícil abstenerse de advertir los riesgos que significaba que en Venezuela se hubiese implantado una dictadura. También recuerdo los insultos de algunos lectores, pero los peores eran los de los cobardes colegas “académicos e intelectualoides” que decían, a mis espaldas, como les gusta todo, que yo era un “derechista” ignorante que no podía calificar de dictadura a un gobierno que supuestamente realizaba elecciones y múltiples referendos.

Casi tres años después de haber empezado a escribir, repasé las columnas escritas hasta ese momento y al ver la cantidad de ellas advirtiendo los riesgos de esa dictadura, fruto de mi supuesta paranoia, me propuse no hablar tanto del asunto, no sin advertir en ese momento que el periodo chavático sería muy largo para Venezuela, y que “Las declaraciones del líder del narcisismo leninismo son la confirmación de algo que muchos sabíamos pero que algunos, por torpeza o por malas intenciones, se negaban a aceptar o a dimensionar apropiadamente. Las intenciones expresadas, por fin, de su propia boca, son la prueba del peligro que Chávez representa para “Colombia, los colombianos y el futuro de ambos”, y revelan su vieja ambición de ser el brazo político en el exterior de las bandas colombianas de narcosecuestradores disfrazados de guerrilleros, además de su auxiliador logístico y financiero”.

Hace unos días, vimos a escala mayor y sin recato lo advertido hace casi dos décadas, lo que los ingenuos y/o camaradas cómplices, igual de peligrosos ambos, se negaban a admitir.

Desde antes de 2018, particularmente cuando el gobierno traidor de Santos mostró realmente a quién representaba, expresé el peligro que Colombia cayera en manos de un marxista, particularmente de quien había representado en este país al dictador vecino. Obviamente se repitieron los insultos, como la subestimación de los “empresarios” criollos, que me decían nuevamente paranoico, y que eso pasó en Venezuela, pero que Colombia era otra cosa y aquí no iba a pasar. Lo mismo que dijeron los empresarios venezolanos, porque Venezuela no era Cuba.

Si les parecen terriblemente malos los dos primeros años del gobierno que “ocupa” el Palacio de Nariño, no se imaginan lo catastrófico y peligroso que serán los dos que faltan del primer periodo presidencial de los marxistas en Colombia. Los que andan diciendo que lo peor ya pasó y que solamente queda esperar dos añitos porque la gente ya está cansada y en el 26 nos libraremos del desgobierno marxista, no se imaginan lo que falta, no se imaginan que los efectos realmente graves en la economía, el empleo, la salud, la educación, la seguridad, la inversión, el sistema electoral, etc., serán realmente visibles en los “dos añitos” que siguen.

Como dije hace más de 15 años: “En las condiciones en que estamos, la neutralidad y la mediocridad son tetas de la misma bestia que amamantan a los carroñeros y parásitos que asolan al país”.

¡Ojo con el 26! (Al menos un ojo en la Registraduría).

12 de agosto de 2024.

Publicado en Columnistas Regionales

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