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César Salas Pérez                           

Es realmente impactante el atentado contra Donald Trump en el mitin de Pensilvania ocurrido el pasado fin de semana. Según información médica divulgada a medios locales de Butler, el republicano, está vivo gracias a un milagro por las características del arma y la herida causada a nivel de su oído derecho.

El intento de magnicidio al muy probable próximo presidente de los EE.UU ha dejado en el aire una serie de dudas en el tema de seguridad y de quién estaría detrás de este lamentable hecho. Cabe recordar que el tirador fue dado de baja por agentes del servicio secreto y mientras avanza la investigación y se conoce el resultado, el suceso deja las siguientes consecuencias de facto no sólo en el espectro político sino en otros escenarios del pueblo americano y con repercusión mundial.

Lo primero es que su aspiración política se disparó y hoy por hoy es inatajable porque a decir verdad, luego de la paliza que le propinó al despistado gendarme Biden en el debate, este fallido atentado ha tocado el corazón de millones de norteamericanos que de verlo como un candidato déspota y engreído ahora pinta como la víctima al que oscuras fuerzas quieren sacar del camino e impedir que gane la presidencia.

Veremos prontamente en las encuestas el reflejo post-atentado ubicando a Trump con diferencia tal vez de dos dígitos en la intención de voto frente al presidente candidato Biden. En resumidas cuentas, solo un hecho lamentable podría arrebatarle su victoria en noviembre.

En segunda medida, las acciones de Trump Media que engloba su red social Truth social, se han disparado en un 33% en la apertura de los mercados luego de los hechos recientes, lo que se traduce no tanto en una volatilidad de los activos sino más bien en una constante al alza de aquí en adelante en cada apertura del mercado de valores. Mejor dicho, más millones de dólares para su accionista mayoritario.

Otra noticia favorable para Trump y no menos importante es que se aceleraron las donaciones a la campaña del magnate republicano, donde miles y miles de simpatizantes depositan jugosas transferencias con miras a fortalecer su andamiaje estructural y estratégico desde el seno de su aspiración, es decir, desde la campaña.

Mientras escribía estas líneas, se anunciaba desde la convención del partido republicano, la designación de su vicepresidente el senador JC. Vance nada más ni nada menos que del Estado de Ohio, el cual ya es costumbre que sea tan decisivo para ganar la presidencia dada la suma de colegios electorales y su número mágico de 270. Como es natural en el mundo electoral, un aspirante suele ganar en su tierra y aquí no será la excepción.

En cuarto lugar, es indiscutible que esta atmósfera positiva para Trump después de salir con vida, le empezará a proporcionar una aceptación de parte no solamente de sus países aliados sino aquellas naciones importantes que hasta hoy se han mantenido escépticas pero que dadas las circunstancias deberían con la mayor y discreta diplomacia, adherir al casi probable proyecto ganador llamado Trump. Rememoremos que el expresidente ha sido accesible con quienes le mostraron simpatía en su primera victoria y muy despreocupado con quienes no lo estuvieron. A propósito ¿Qué pensará Petro en este momento de D. Trump si públicamente anda suplicándole a Obama que postule a su esposa?

En quinto lugar, pareciera que desde el fin de semana hay un antes y un después de la era Donald Trump, un personaje carismático y a la vez odiado por el progresismo mundial porque habla de capitalismo, de creer en Dios, de la unión y el respeto por la familia, de la crianza y educación de los hijos soportada en los principios y valores éticos, del gobierno de las mayorías y no de las minorías como nos lo ha vendido el socialismo depredador de la sociedad incitador de nuevas violencias. Les molesta Trump a la izquierda internacional y el populismo porque habla claro y sin tapujos, no soportan que sea un tipo conciliador que los trate de fracasados por querer revivir modelos sociales y económicos inútiles, algo semejante a los revolucionarios del mayo francés donde “ nada aprendieron y nada olvidaron”. Es tan obvio que esa izquierda del pasado desecha toda manifestación de patriotismo, desarrollo, progreso y modernidad; peor aún cuando el lema de campaña del señor Trump es “Estados Unidos primero”, lema que lo explica casi todo.

Pero no solo el comunismo disfrazado de progresismo le detesta, también lo hacen las élites políticas y mediáticas seculares, es decir, aquellos grupillos familiares y de cercanos con caudillo propio para engañar a todo un pueblo. Colombia puede ser el mejor ejemplo actual de esto al tener al mando un nefasto personaje que desde siempre ha estado rodeado de bandidos y de narcos guerrilleros bajo el supuesto de estar gobernando cuando lo único que le ha caracterizado hacer es echar plomo, negociar con pillos y mentir con su discurso timador y enredador.

Indiscutiblemente, la peor desgracia para nuestro país no es en si el hecho de tener un mandatario torpe e incompetente sino más bien alguien rígidamente dogmático al que solo le interesa alabar su nombre limpiando su prontuario y olvidando sus actos impunes que solo desemboca en la soberbia de la personalidad sectaria y el perjudicado es todo un país.

Trump, quien sobrevivió de milagro a un atentado quizá proveniente de alguien con ideas de izquierda, está imbatible, fuerte y listo para ganar su segundo mandato y Colombia esperanzada en que la potencia mundial ayude sin temor alguno, a que no caigamos en la reelección indefinida del sátrapa redentor.

Publicado en Columnistas Regionales

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