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César Salas Pérez                                 

Este desgobierno es en resumidas cuentas una desgracia para el país, una película de ficción que prometía a sus votantes un cambio político y social, sin embargo, siguió siendo más de lo mismo, el santismo, más los delincuentes y corruptos todos unidos cogobernando con un remedo de presidente que solo habla y habla, promete locuras, pelea y ofende a sus contradictores, un obsesionado compulsivo con ser vitalicio en el poder, eso sí, defendiendo a muerte sus causas subversivas pero tristemente guardando silencio cómplice ante los violentos, peor aún, con una notoria falta de liderazgo para unir el país y asumir la tarea para la cual lo eligieron,   gobernar y asumir sus responsabilidades propias de tan altísima dignidad.

El tal cambio resultó ser la amarga continuación de Santos y sus áulicos ‘soba chaquetas’ en el poder y la segunda parte del monólogo trillado y aburrido del discurso de la paz en un país sin paz ni seguridad ni empleo formal, ni oportunidades para los jóvenes y las mujeres, un tal cambio que resulta ser una decepción para quienes le creyeron, coadyuvado con los mismos politiqueros de siempre, unos partidos políticos absolutamente vergonzantes y sumidos en el desprecio de los colombianos por cuenta de sus transacciones personalistas con el desgobierno Petro a cambio de plata y burocracia. Esos tipos que dicen llamarse parlamentarios son un auténtico asco, lo saben, pero desde ya se preparan para seguir engañando a la gente e ir asegurando sus escaños en la conformación del nuevo nido de víboras venenosas llamado congreso de la República.

El tal cambio Petrista ha sido el de nombrar como ministros y embajadores a alfiles íntimos de Santos. No quisiera desperdiciar estas líneas nombrando a esos despreciables personajillos que ayer criticaban a Petro y hoy están unidos a él, el país los conoce y sabe que son flor de un día pero se reencauchan una vez más porque esta administración necesita de su apoyo para acabar de concretar lo que siempre ha venido buscando, su reelección.

De tal suerte que el ‘yo te elijo, tú me eliges’ está más vivo qué nunca porque en las dos campañas de Santos presidente, Petro estuvo, ahora la cortesía fue a la inversa por parte del expresidente apoyando su elección en 2022 y por supuesto, la Constituyente amañada para reelegirse, diciendo Santos en voz alta algo parecido al rechazo pero la verdad seria que sentado a manteles en un cara a cara con Petro, estaría dispuesto a negociar este apoyo solamente motivado por ser el próximo secretario General de Naciones Unidas, ya que el apoyo de lo que llaman el progresismo y el discurso de la paz a nivel global pesa y es definitivo.

Mis estimados lectores por favor no crean ni en fantasmas, ni en magos y mucho menos, en mañosos y peligrosos políticos porque si les toca negar a su mamá, lo hacen, a cambio de poder político y económico. ¡Mucho cuidado!

Si a Santos le cumplen con ese apoyo individual y en segundo lugar, con la implementación de su acuerdo de paz con las Farc, queda aceitado y listo para ponerse de frente la camiseta de la constituyente Petro y el pobre Vargas Lleras quedará como siempre, de segundón al lado del nobel de paz. Como viejo zorro o perro que late echado, Juan Manuel sale ante la opinión a tildar de absurda una convocatoria para reformar la carta de 1991, sin embargo, y como buen jugador de póker, tiene sus ases debajo de sus mangas, solo deja que el presidente y la abominable clase política tradicional, destapen sus cartas para luego el destapar las suyas con un póker de ases o mejor, de una escalera.

Entre tanto, mientras este par de resabiados pendencieros y sus círculos se dedican a distraer el país político, sus charlas en privado van avanzando junto con la repartija de puestos y otras muestras de cariño por cuenta del dinero de los contribuyentes. Todo esto hace parte del show, del entramado de intereses personales, del pulso político, solo que es una vieja receta que se repite y se repite en el paladar de los colombianos, y aun así, la gente sigue votando y eligiendo a los mismos con las mismas. El tal cambio es la tontería más grande de los últimos sesenta años en el país del sagrado rostro (la última había sido el frente nacional o repartición del presupuesto entre cinco familias tradicionales). Tonterías suntuosas dirán los más osados.

Damos por sentado que entre ese par no puede ni debe haber ‘fuego amigo’ porque, al fin y al cabo, son dos élites con un mismo fin, mandar, enriquecerse, sembrar discordia, una con prestigio burgués tradicional y la otra soportada en el terrorismo y apoyo irrestricto a los delincuentes y el hampa, es decir, la del señor Petro. Unidas, son más poderosas y trascienden fronteras porque el mensaje termina siendo el mismo: Paz, igualdad, estado social de derecho, perdón y reconciliación nacional, derechos humanos, progresismo, socialismo, comunismo, cambio, revolución…

Del otro lado de la moneda vemos una Colombia en decadencia, cada vez más pobre, azotada por la inseguridad y el dominio de las guerrillas, la gente impregnada de miedo, el narcotráfico en un nivel sin igual, la violencia del pasado en presente, donde solo las buenas noticias las da la selección Colombia y nuestros deportistas

Apreciado lector, abre tus ojos y piensa muy bien cuando te hablen de paz, cambio, igualdad, participación y confraternidad, pilares básicos de las corruptelas proverbiales de los embaucadores.

Publicado en Columnistas Regionales

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