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Juan David Escobar Valencia       

La poderosa Alemania, a quien tantos avances científicos le debemos y cosas maravillosas como sus selecciones de futbol del 74 y el 90, a quien hemos visto salir avante de horribles padecimientos, como su valiosa reconstrucción luego de la Segunda Guerra Mundial y su admirable reunificación luego de la terminación de la Guerra Fría, y también la que tantas cosas horribles le ha ocasionado a otros, como dos guerras mundiales, el holocausto nazi a los judíos y su violenta colonización en África; suele enfrentarse periódicamente a problemas, pero con más frecuencia de lo que Alemania quisiera, no suelen venir en fila sino en paralelo.

Una cosa es pelear secuencialmente contra otros, que no deja de ser riesgoso, pero más difícil es cuando los enemigos vienen simultáneamente desde varios flancos. Pregúnteles a los alemanes qué aprendieron, si lo hicieron, en la Primera Guerra Mundial evitando tener dos frentes de guerra simultáneos, uno en occidente y otro oriental con Rusia. El alma de Alfred Graf von Schlieffen, jefe del Estado Mayor del II Reich alemán no descansa en paz.

Alemania, así como el mundo entero, por ahorrarse unos pesos, se volvió excesivamente chinodependiente, y nos costará años y sudor intentar resolverlo. Gran parte de Europa, pero particularmente Alemania, también cometió el error, por ahorrarse unos pesos y porque sonaba lógico dentro de la tradicional soberbia europea de creer que su continente superó los peligros que los demás todavía no han eliminado, de construir otra peligrosa dependencia, con otra dictadura, la rusa, como su fuente principal de energía.

Las guerras son indeseables, pero así como ciertas enfermedades, son dolorosos avisos de haber estado haciendo mal algunas cosas. La invasión rusa a Ucrania, ¡casi que no!, convenció a los arrogantes dirigentes alemanes que haberse vuelto rusodependientes energéticamente de un asesino como Putin, fue una apuesta atractiva, pero finalmente costosa. Así hayan resuelto parcial y rápidamente el problema con otros proveedores, el alemán que crea que la nueva energía será al mismo precio que antes y eso no afectará la competitividad de sus exportaciones, es señal de que todavía no ha resuelto algunas falsas concepciones de “superioridad”, o que le da pena que otros sepan que también se equivocan.

En mi columna del 20 de mayo, “Dos elecciones significativas”, https://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/juan-david-escobar-valencia-dos-elecciones-significativas-IB24520668 , dije que las recientes elecciones del Parlamento Europeo serían importantes porque: “las acciones que EE.UU. emprenda contra China, independiente de quien gane en noviembre, se verían reforzadas por una Europa más cercana a la posición de contención a China que se avecina”. La semana anterior la Unión Europea impuso un aumento de aranceles a los vehículos eléctricos chinos, que pasarían del 10 hasta el 38%, lo que hace temer a una economía eminente exportadora como la alemana, que las represalias chinas a sus productos en China, desde tenis hasta carros, serán probablemente inevitables.

Costos de producción más altos y menos mercados para vender. Otra guerra en estéreo que ni siquiera Helmuth Johannes Ludwig von Moltke, el sucesor de Alfred von Schlieffen hubiera tenido en su peor pesadilla.

17 de junio de 2024

Publicado en Columnistas Regionales

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