La irresponsabilidad del candidato de Petro y primo del alcalde, Santiago Osorio Marín, quien, siendo periodista, atenta contra la libertad de prensa, las libertades individuales y la labor de los medios que lo denuncian, no puede ser más vil y mezquina. Cuando se vio acorralado por las evidencias que descaradamente dejó en el camino, no tuvo más remedio que jugarse los restos y agredir a La Patria (en la cual llevo expresando mi opinión con absoluta libertad durante más de 20 años) en una afrenta que, esperamos de todo corazón, se le devuelva en carne propia este domingo.
Porque alguien que acude además a constreñir a sus subordinados, amenazándolos con la cancelación o no renovación de los contratos si no hacen parte de su maquinaria electoral, no merece sino el repudio, la amonestación pública y el rechazo de la sociedad. Alguien que humilla sin consideración a sus funcionarios y les viola sus derechos fundamentales convirtiéndolos en instrumentos y “cosas” a su servicio, no puede salir favorecido en un evento democrático.
Y eso es el primo del alcalde, a quien denuncio otra vez (yo sí poniendo la cara y actuando de frente): un ser perverso que utiliza el poder de la administración municipal para degradar a las personas y someterlas a sus caprichos; un secuestrador de mentes y voluntades que somete a funcionarios y contratistas que devengan su sustento de un trabajo que debería ser digno, pero que Osorio y Marín se han encargado de empañarlo.
Por eso invito a esas víctimas constreñidas a que protesten el domingo en las urnas. Si no votan por el constreñidor, le acabarán su poder; si no votan por el secuestrador, acabarán con su cautiverio; si no votan por quien los humilla, derrotarán la ignominia; solo negándole el voto a quien les ha violado la dignidad, asegurarán la continuidad en su trabajo. Porque una derrota en las urnas impedirá despidos masivos (por lo evidentes) y será la mejor arma para destronar ese imperio del mal en que se ha convertido la campaña de Santiago Osorio Marín.
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¿Cómo no mencionar los hechos que enlodan a Caldas en estos momentos? ¿Cómo no pronunciarme sobre el caso de Mario Castaño, con el que han querido lesionarme por atreverme a decir que sería (y sigue siendo) seguro reelegido al Senado de la República? ¿Cómo ignorar el daño causado cuando encabezamos los titulares de prensa desde hace algunos meses por actos de corrupción, desborde de poder, comportamientos ilegales, saqueos al erario, constreñimiento al elector, nóminas paralelas, contrataciones amañadas y demás delitos que, en su gran mayoría, quedan impunes y terminan fortaleciendo al infractor o delincuente? ¿Cómo no manifestar que es halagüeño ver, ¡por fin!, un órgano de justicia operando y desplegando su fuerza investigativa?
Y no es propiamente por ver enredado a un colega y compañero de luchas universitarias como es Mario Castaño, con quien medio departamento ha tenido contacto y en múltiples ocasiones han hecho alarde de su amistad. ¡No! Es porque, al ver que la Fiscalía General de la Nación tiene el músculo suficiente para adelantar una investigación de la magnitud de la que hoy se ocupa la prensa nacional, albergamos la esperanza (ojalá no vana) de que la aparente apatía y el elocuente silencio que ha guardado en las denuncias instauradas en contra de la mafia que nos gobierna en Manizales, solo sea en realidad un actuar prudente y táctico que la conduzca también a desmantelarla radicalmente con el consecuente castigo a sus miembros.
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La bodega criminal hoy explota un entramado entre Telecafé y Mario Castaño, resaltando la contratación irregular que se presentó entre los años 2019 a 2021. ¿Se acuerdan de mi columna publicada el 4 de junio de 2020, intitulada “Telecafé y Carlos Mario”? La pueden encontrar en https://titepava.com/2020/06/04/telecafe-y-carlos-mario/. El tiempo me da la razón. Y a esto se le llama pegarse un tiro en el pie.