Para contrarrestar lo que le pasa al país hoy, hay que entender que hay que plantear y llevar adelante un combate contra las organizaciones criminales y la corrupción política que las patrocina, promueve y ayuda a cometer todo tipo de delitos, violaciones y destrucciones. Y ese combate permanente tiene que darse en dos planos: El digital y el territorial o físico, y tiene que ser antes de que se tomen las ciudades que es lo que está por ocurrir.
Le rogamos al gobierno de 2018 a 2022 que continuara con el modelo de “Centro de Control o War-Room Digital” que se montó durante la campaña, y que lo fortalecieran con recursos y nuevas herramientas para defender la democracia y combatir la corrupción. Pero les dio miedo de la crítica mediática. Les rogamos fortalecer la comunicación digital, pero fue en vano.
Les rogamos nos ayudaran a hacerlo desde el sector privado, no quisieron. Tratamos en tres oportunidades de que los empresarios se unieran a patrocinar un equipo y una comunicación digital bien estructurada basada en la experiencia del 2018 pero no nos quisieron hacer caso.
Cuando Petro y Bolívar incendiaron el país, con la misma metodología de los disturbios chilenos y quisieron bajar a Duque del poder, insistimos, pero no quisieron escuchar. Salió Bolívar en YouTube a mostrar dos celulares y a decir que con esas dos ametralladoras iban a tomarse el poder. Y miren bien a dónde van esos facinerosos con su engaño populista del cambio y la paz total. Aterrorizaron al país, dejaron pasar un año y se treparon al poder.
¿Culpa de quiénes? Pues de los que no fuimos capaces de defender la democracia y hoy solo lloramos todo el día como nenas. En 2021 le presentamos toda la evidencia digital de la autoría dolosa y delictiva de lo ocurrido en la primavera del 2021 a las IAS y nada, no pasó nada, nadie los quiso investigar y menos procesarlos. En 2021 no se tomaron el poder a las malas por lo mediocres que son ellos, no porque el Estado se los impidiera. No los combatimos. Pero luego fuimos tan bolsones de entregarles el poder voluntariamente y por las buenas sabiendo que eran criminales y que estaban delinquiendo.
Petro subió al poder porque la estupidez y la arrogancia de nuestra clase dirigente pública y privada superó nuestra mediocre incapacidad de exigirle a la justicia, al parlamento y al gobierno para que obren legalmente. Y eso explica porque no somos capaces de manejar nada político adecuada y efectivamente y quedamos a merced de la prudencia acobijada en lo políticamente correcto. Nos comió el individualismo, la egolatría, la actitud cobarde, medrosa, timorata, solapada y pusilánime que nos caracteriza.
Si estoy mintiendo en algo que alguno me desmienta.
Y les digo que el daño es tan profundo, que no podemos seguir mintiéndonos a nosotros mismos, con la misma disculpa del borracho que siempre recurre a la negación y al autoengaño y cada viernes recae ante la copa.
Este país solo se arregla sin conformismos y con determinación de lucha frontal y unificada, y eso por aquí escasea. No le sigamos cargando los muertos a la democracia cuando las fuerzas armadas hasta ahora solo han dado la vida para defendernos.
La grave problemática colombiana solo se conjura; en el plano digital poniendo un gran equipo de nuestros mejores hombres y mujeres a defender la democracia con todas las herramientas que existen en la tecnología de punta actual y metiéndole mucho billete. Y en el plano real o físico, con una fuerza armada totalmente desvinculada del narcotráfico que les de bala como ellos le dan a la ciudadanía y al ejército y la policía, y con inteligencia y capacidad táctica que logren apretarlos de manera que entre las propias organizaciones criminales se den bala en su disputa por el control de los territorios.
Otra cosa aquí no hay. Y nadie está planteando soluciones. No más experimentos fallidos de paz como los de Belisario, Pastrana y Santos. Eso no es viable. Seamos realistas, solo nos queda como al novillo de los jueves en los pueblos, esperar atados al cepo y maniatados a que todo esté totalmente destruido y descuartizado, como ya pasó en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Solo ahí nos veremos obligados a empezar a montar una resistencia civil, que quien sabe si ya sea una reacción muy tardía.
No pensemos señores que los gringos ni nadie va a bajar de los cielos a hacernos el favor de ayudarnos a solucionar los problemas de nuestra sociedad, del país y del Estado. Ni esperemos que nadie nos vuelva a colaborar, hasta que le demostremos al mundo con acciones ante el gobierno destructor y las organizaciones narcoterroristas que efectivamente estamos dando una lucha abierta como lo ha tenido que hacer la gran mayoría del pueblo ucraniano. De lo contrario no nos van a volver a creer nada, y simplemente no tendremos como encajar lícitamente en la lista de las prioridades de las democracias occidentales.