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José Félix Lafaurie Rivera                                                                

El comienzo de un nuevo año es momento de expectativas y propósitos, pero el que viene, más allá de nuestros deseos individuales, no le da al país mucho margen para el optimismo y plantea, más bien, un escenario de claroscuros en materia de paz, seguridad, crecimiento y bienestar. 

No ayuda el incremento no concertado del salario mínimo, que suena a revancha por la caída de la ley de financiamiento y, definitivamente, además de ensanchar las brechas entre el sector privado y el Gobierno, traerá más desempleo y mucha más informalidad.

De otra parte, 2025 es año preelectoral en el que se empieza a definir la sucesión presidencial, lo que no es necesariamente malo, pero resta gobernabilidad y suma polarización, no solo en el Congreso de la República frente a las reformas del Gobierno, sino en otros sectores de la sociedad y de la política.

La paz es otro de esos brochazos oscuros, pues ni en las disidencias y reincidencias de las Farc, ni en las mal llamadas Autodefensas Gaitanistas, ni tampoco en el ELN, se percibe siquiera un asomo de verdadera voluntad de abandonar la violencia y el hostigamiento a la población.

En cuanto al proceso con el ELN, con diálogos avanzados, persiste la puja entre un Gobierno afanado por mostrar resultados y una guerrilla que ya anunció públicamente que no firmará un Acuerdo Final con este Gobierno. Entonces…, ¿a qué jugamos?

En ese escenario reiteró el sentido de mi participación: No se trata de asumir la actitud deshonesta del palo en la rueda, pero sí de una voz que rompe la unanimidad de la delegación gubernamental y denuncia con verticalidad la incoherencia y los incumplimientos del ELN, como me lo ha pedido el Congreso Ganadero y amplios sectores a los que también represento, que se mueven entre la incredulidad y el escepticismo

Lo cierto es que la inseguridad derivada de las luchas por el control territorial para proteger las rentas ilícitas del narcotráfico, la minería ilegal y todo tipo de fechorías, ya no es exclusiva de la Colombia profunda, sino que se ha tomado los parques y los barrios de las ciudades, donde la población atemorizada está otra vez atrapada por dinámicas que, a partir del microtráfico, han articulado núcleos de criminalidad que desbordaron la capacidad de respuesta de las autoridades.

Ahora bien, el miedo es una reacción necesaria para que la sociedad se detenga ante el abismo y asuma posiciones frente a las amenazas, de cara al proceso electoral de 2026. Somos más los que queremos un mejor país, y esta es la oportunidad para responder con altura frente a la adversidad y hacer frente común por la restauración del orden y la defensa de las libertades.  

En el año que viene, a pesar de las pinceladas de oscuridad, prefiero los tonos claros del optimismo y la determinación. Por eso les deseo a los colombianos la prosperidad que es fruto del esfuerzo y de la fe en un futuro mejor.

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Compromisos ganaderos 2025 (2)

José Félix Lafaurie Rivera

En esta primera semana del año, me aparto de cabañuelas y pronósticos políticos para referirme al tema ganadero, con el ánimo de plasmar compromisos, para lo cual inicio con unas cifras que acerquen a mis lectores no ganaderos a la importancia de la actividad.

Con más de 30 millones de animales, tenemos el hato número 11 del mundo y producimos al año más de 7.000 millones de litros de leche y de 900.000 toneladas de carne. Además de abastecer el mercado nacional y ser un sector importante para la seguridad alimentaria, entre 2023 y 2024 exportamos carne a 39 destinos y logramos abrir las puertas del mercado chino.

Más de 700.000 colombianos se dedican a la ganadería, el 82% pequeños productores que dependen de ella para su subsistencia, sobre todo en la producción minifundista de leche, pero también con una clase media ganadera que empuja la modernización y el empleo rural.

En cuanto a los compromisos, es necesario acotar que siempre estarán limitados por la realidad rural de abandono de las instituciones y recursos del Estado, en la que se dan silvestres la inseguridad y la violencia.

De ahí nuestro compromiso con la Seguridad Ganadera Solidaria, basada en la unidad gremial, la prevención a partir de tecnologías de comunicaciones y la articulación cercana y civilista con las autoridades. Para 2025, esperamos contar con 500 Frentes Solidarios de Seguridad y Paz.

Reiteramos nuestro compromiso con la salud animal; sobre todo con la erradicación de la Fiebre Aftosa, porque la salud de los animales es activo valioso y porque el estatus de país libre de aftosa abre mercados internacionales. Con recursos ganaderos, un ejército de 6 mil vacunadores recorre el país dos veces por año inmunizando el hato, en un costoso operativo que requiere participación del Presupuesto Nacional, pues la erradicación de la aftosa no es asunto solamente ganadero, sino de “interés social nacional”, como estableció la ley 395/97.  

Nuestro compromiso con la defensa de la producción lechera es de supervivencia, hoy amenazada por el libre comercio derivado del TLC con Estados Unidos a partir de 2026, pero también por factores estructurales como la baja capacidad de acopio y pulverización de una industria muy concentrada, con 350.000 ganaderos, la mayoría campesinos minifundistas, queriendo vender su leche en un entorno de clara posición dominante.

 Nuestro compromiso de futuro es con la Ganadería Sostenible a partir de Sistemas Silvopastoriles, un objetivo hacia el cual canalizamos esfuerzos en Ciencia, Tecnología e Innovación, a través de capacitación y extensión en diferentes formas, como Escuelas de Mayordomía, Brigadas Tecnológicas y Giras Técnicas nacionales e internacionales. Es un propósito que representaría una “revolución ambiental”, pero requiere apoyo del Estado para su implementación.

Finalmente, nuestro compromiso para 2025 sigue siendo con los ganaderos de Colombia.

@jflafaurie

Publicado en Columnistas Nacionales

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