Olviden el pesimismo.
@MariaCorinaYA derrotará a Maduro. Ella, además de valiente, es una gran estratega. Percibo en su actuar un amplio conocimiento de Sun Tzu y les ha aplicado a Maduro y a Diosdado, paso a paso, la teoría de La Guerra de la Pulga. María Corina ha sabido siempre que no es con la fuerza como los habrá de vencer. De allí que les aplique la inteligencia, la astucia, la sorpresa y una infinita adaptabilidad.
María Corina sabía de su desventaja numérica y de recursos. Conocía el terreno político que pisaba: un enemigo (así definido, ¡un enemigo!) sin inhibiciones éticas ni políticas, con una riqueza inconmensurable versus una oposición dividida y desconfiada.
Lo primero que logró María Corina fue vencer el escepticismo y que la oposición participara en una consulta popular para escoger candidato presidencial. Es decir, derrotó a los derrotistas que predicaban caer en el despeñadero de la abstención y confiar en una imposible intervención de alguna fuerza armada externa o en una improbable insurrección.
María Corina tuvo una gran movilidad y flexibilidad para mantener a la oposición en la carrera por la presidencia. Primero, Maduro creyó que la desmoralizaría impidiéndole aparecer a ella en el tarjetón. María Corina insistió y Maduro descuidó un flanco, pues lo distrajo con otra dirigente, la filósofa Corina Yoris, que aparecía como sustituta de María Corina y con Manuel Rosales, otro posible candidato opositor.
María Corina aplicó entonces otra regla de la Guerra de la Pulga: la sorpresa para desorientar al enemigo y ganar ventaja. Sin que Maduro se enterara, inscribió como candidato a Edmundo Gonzáles, un diplomático de carrera leal, valiente y dispuesto al sacrificio.
María Corina hizo algo que no tiene antecedentes en la historia, En pleno siglo XXI, fue candidata presidencial sin serlo; copó las redes sociales sin usar su sonoro apellido Machado sino el de Gonzáles; no pagó un spot sino que inundó a Tik Tok y demás plataformas con sentidos videos con testimonios de la gente del común; no usó los veloces aviones privados sino que se movilizó en camiones y camionetas; no planificó concentraciones sino que convirtió las carreteras, los restaurantes y cafeterías, los hospedajes y las calles en un ágora para que el pueblo desahogara su desesperación y superara el sentimiento de impotencia.
Su mensaje es sencillo y posible: libertad, regreso de quienes huyeron, reunificación de las familias; trabajar, trabajar y trabajar, para recuperar la prosperidad perdida.
Los recursos de María Corina eran limitados, los de Maduro ilimitados. Ella los maximizó mientras que Maduro los dispersó en derroche y el triunfalismo. María Corina fue inteligencia, logística simple, apoyo popular. Maduro fue dinero y fuerza bruta. El balance electoral lo dice todo: González, 70%; Maduro, 30%.
Les comparto el discurso de María Corina ayer. En un momento crucial, cuando el enemigo se quitó la careta democrática y mandó al carajo las formas y trámites de los escrutinios, cuando amenaza con mazmorras y balas al pueblo, cuando acaba de romper relaciones diplomáticas con siete países, cuando ha movilizado a sus hordas del Tren de Aragua y los colectivos paraestatales, María Corina da un ejemplo de templanza, autocontrol, moderación, equilibrio en sus acciones y sus emociones.
Por eso María Corina va a derrotar a Maduro. Su calma, prudencia, esa mesura en una situación extrema como la que viven los venezolanos (los citó a concentraciones pacíficas, en todos los municipios, que duren solo una hora y se dispersen), es la garantía de que esta vez, por fin, el pueblo venezolano triunfará.
https://youtube.com/live/GeTAkQ-MqMg?si=pygyB8nPdX2vreUo
* Publicado en su cuenta de X (@JOSEOBDULIO) el 30 de julio de 2024.