Una gestora no asegura el riesgo del afiliado. Simplemente tramita sus requerimientos ante el Centro de Salud, y de necesitarse una atención más compleja buscará que lo refieran o remitan a un hospital de nivel superior.

La EPS hoy es la que tiene que remitir al paciente a una atención de mayor complejidad. En adelante, la gestora, tendría que solicitar la aprobación del Estado a través del Centro de Salud y de la Entidad Estatal Regional.

Hoy la EPS escoge las clínicas y hospitales de la red, en adelante lo harían alcaldías y gobernaciones.

Hoy la EPS responde con sus recursos, por eso tiene derecho a una ganancia que muchas veces no llega porque todo y más se tiene que gastar en el paciente.

A las EPSs como Gestoras el Estado les pagaría sin correr el riesgo de aseguramiento ni de capital. Les pagaría por una gestión innecesaria y que puede ser inútil por tropezar ante entidades politiqueras.

Ponerlas como gestoras puede ser simplemente un premio de consolación.

Hay que acabar con el cuento de que la Reforma es para los pobres, al contrario, es contra ellos porque la politiquería del sistema propuesto obligará a los ciudadanos a gastar más dinero de su bolsillo para acceder a la salud.

En el actual Sistema el Estado puede tener EPSs que compitan, pero como ha fracasado entonces quiere ser amo absoluto en perjuicio de los ciudadanos.

Para qué dañan el Sistema si con ajustes no burocráticos se puede mejorar la prevención, la atención rural y lo demás.

Si los buenos marineros abandonan la embarcación, ¡qué será de los pasajeros que confían en ellos!

* Publicado en su cuenta de Instagram, febrero 29 de 2024.