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Gustavo Petro se hunde cada vez más en la ignominia pro-Hamás

Eduardo Mackenzie*  

El respaldo dado por el presidente Gustavo Petro a la demanda interpuesta por Sudáfrica contra Israel por “genocidio” en la Corte Internacional de Justicia, en La Haya, confirma hasta dónde ha ido Petro en su sumisión supina al movimiento terrorista Hamas y al Estado fallido sudafricano, cliente de Irán.

Desafiando todo racionalismo, Pretoria tritura la realidad al nazificar a Israel y mostrar a Hamas como una víctima. El odio anti-Israel es una vieja tara del tercermundismo. ¿Debemos recordar lo que lanzó la Conferencia de Durban en 2001 y la condena a Israel por haber guerreado en 2009 contra Hamas para poner fin al lanzamiento de cohetes Qassam desde la Franja contra la población israelí?

El ministro Álvaro Leyva confirmó el 10 de enero (1) que Colombia “saluda la demanda presentada por Sudáfrica contra Israel en la Corte Internacional de Justicia por la violación de disposiciones de la Convención de 1948 contra el genocidio, por parte de ese país”. 

Petro y Leyva nunca condenaron la matanza islamista del 7 de octubre de 2023 contra la población civil (el asesinato de 1 400 niños, jóvenes y adultos) de varios kibutz israelíes. Ahora tratan de borrar de la memoria universal lo que ocurrió ese día para crear la infame faribola de que Israel, el 7 de octubre, fue el agresor y el actor desde entonces de un “baño de sangre en Gaza y los territorios ocupados”. 

Petro y Leyva falsifican la historia al mostrar las atrocidades del 7 de octubre como una “sangrienta fase del conflicto en Palestina”, cuando la matanza de ese día fue la aniquilación antijudía más grande desde el fin, en 1945, de la operación hitleriana de exterminio de los judíos de Europa.

Por otra parte, Petro y Leyva incurren en el error ramplón de creer que “baño de sangre” es lo mismo que “genocidio”. El concepto y la palabra genocidio fueron creados en 1943 por el jurista polonés Raphael Lemkin para denunciar la destrucción deliberada de los judíos de Europa que los nazis estaban realizando en ese momento. Desde el Proceso de Nuremberg, genocidio es la destrucción de toda una población por motivos étnicos, raciales o religiosos. La palabra genocidio es empleada para designar, por ejemplo, la matanza masiva de la minoría armenia por los turcos en 1915 y los pogromos hitlerianos contra los judíos durante la segunda guerra mundial.

Petro y Leyva se han dado a la tarea de confundir a sus seguidores proclamando que sólo Israel tiene el deber de “prevenir episodios donde se vean afectados los civiles y personas que no están relacionadas con el conflicto”, y que “desde que [Israel] inició la guerra no ha cumplido con lo que estipulan las leyes internacionales”. ¡En el comunicado de Leyva no aparece ni una sola vez la palabra Hamás como si ese movimiento terrorista jamás hubiera existido!

Petro y Leyva ocultan el hecho notorio de que fue la Yihad Islámica, un aliado militar de Hamás, quien disparó desde un cementerio un misil que falló y cayó sobre un cercano hospital gazatí el 17 de octubre de 2023, lo que fue utilizado por Hamas para acusar a Israel de cometer un “genocidio”. Ocultan que, además, Hamás días después disparó con ametralladoras contra la población gazatí que trataba de huir al sur de la franja en busca de seguridad luego de los pedidos en ese sentido de los israelíes. 

El comunicado de Leyva no respeta los principios humanitarios más básicos, sino que se alinea con la visión bárbara de los terroristas. No le reprocha a Hamás el uso sádico que hace de los 135 rehenes que mantiene cautivos en sus escondrijos (éste no deja que reciban medicamentos ni visitas de organismos de derechos humanos). Petro y Leyva no exigen que los cuerpos de los 25 rehenes que habrían fallecido en cautiverio sean entregados a sus familias.

Ni Petro ni Leyva critican el juego inhumano con las familias de rehenes. Hamás obliga a éstos --como en la campaña de “¿Crees que siguen con vida?” --, a culpar a Israel de la muerte de los rehenes a sabiendas de que la responsabilidad recae sobre los secuestradores. Petro y Leyva ocultan el hecho de que Israel ha logrado liberar la mitad de los rehenes. Petro y Leyva no fustigan a Hamás por rodearse de rehenes israelíes y de niños, mujeres, ancianos y discapacitados palestinos, unos obligados y otros voluntarios, y de disponer de cómplices gazatíes para que sirvan, todos ellos, de escudos humanos.

Como escribe el jurista americano Alan M. Dershowitz sobre la regla de la “proporcionalidad”, el único requisito es que “el valor militar del objetivo sea proporcional al número de muertes y heridos colaterales previstos entre los civiles”. “La regla de la proporcionalidad no significa que a Israel se le permita matar el mismo número de civiles que los asesinados por Hamás. La regla de proporcionalidad depende más bien de cuán civiles sean en realidad esos civiles”.

Petro amenaza continuar su hostigamiento contra Israel y tomar “acciones judiciales” contra ese país como “pasos adicionales a la demanda de Sudáfrica”. De esa manera, Gustavo Petro pone el Estado colombiano al servicio de los intereses del islamo-izquierdismo europeo en general y francés en particular, uno de los artífices de la demanda contra Israel en La Haya.

1.- https://www.cancilleria.gov.co/newsroom/news/comunicado-demanda-presentada-sudafrica-israel-corte-internacional-justicia

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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