Hoy me refiero a revelaciones de la Sierva de Dios, María Esperanza Medrano de Bianchini en proceso de beatificación, vidente de la Virgen en su santuario de Betania en Venezuela, a quien tuve el honor de conocer.
- La tierra se estremecerá, sufriremos, pero nos recuperaremos. Son pequeños toques de amor del Señor para llamar a sus hijos, son esos toquecitos que nos duelen, pero que a la vez nos recuperamos cuando vemos que es una lección de amor para hacernos comprender que quizás no estamos del todo bien. (25/04/1993)
- Se acercan momentos difíciles, se está deteriorando esta humanidad doliente, y ese deterioro espiritual es necesario acabarlo de una vez para siempre. ¿Y cómo podréis hacerlo, me preguntareis? Cambiando de actitud frente a la vida con humildad, con generosidad ferviente al hermano porque debemos recordar el mandamiento de ese amaos los unos a los otros (19/04/1994)
- Habrá muchos mártires; porque en todos los tiempos, de vez en cuando, hay que reformular la fe en el corazón del hombre para avivar la llama de Jesús... el fuego suyo (05/05/1995)
- En estos momentos tan difíciles, momentos tremendos que se avecinan... hay que detener la guerra a como dé lugar porque de otra manera vendría una desintegración tremenda en el mundo, pero tenemos que estar tranquilos, hijos. Tenemos que orar, orar muchísimo para que se detengan las malas intenciones de las naciones que pretenden llevar a sus pueblos a un encuentro con los demonios. (18/04/1999)
- Estamos en el fin de los tiempos, estamos llegando a un momento difícil porque el hombre se está preparando para la guerra. Las ambiciones son muchas, pero el Señor es tan inteligente, es tan suave, es tan tierno, es tan misericordioso que está preparando su ejército, el ejército cristiano, ejército católico, ejército de los hijos de Dios que se levantarán todos al unísono para llevar la Palabra del Señor a todas las partes del mundo. (20/10/1999)
- Las naciones se tratarán de levantar, pero nosotros no podemos seguir esas huellas del mal, de la rebelión, no podemos; tenemos que asirnos a la paz, a la serenidad, a la alegría del vivir diario, de la unión familiar... la unión con nuestra familia. Nuestra familia debe ser sagrada cumpliendo con las reglas de esa madre la Iglesia, con esa doctrina infinita, generosa que Dios nos ha dado. (20/10/1999)