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Luis Guillermo Vélez Álvarez*

Nuestro fracaso ha sido la incapacidad de hacerle entender a las personas que la pobreza evoluciona inversamente con el grado de desarrollo de un país y su nivel de acumulación de capital.

El 23 de mayo, en su twitter, Petro sacó pecho con las cifras de pobreza multidimensional, las cuales, alcanzaron, dijo, “mínimos históricos”: 12,9%, nacional, y 8,7%, cabeceras.La Encuesta Nacional de Calidad de Vida, de donde salen esas cifras, se inició en septiembre de 2022, un mes después de la posesión presidencial, cuando el nuevo gobierno no tenía presupuesto propio ni, mucho menos, plan de desarrollo. Evidentemente, esos resultados nada tienen que ver con la gestión de Petro. La cuestión va más allá de la desfachatez de un personaje del que puede esperarse cualquier cosa.

El asunto central de la última campaña presidencial y por el cual Petro se hizo elegir fue la pobreza. Todos los candidatos prometían eliminarla y escandalizaban al país repitiendo ad nauseam la cifra aterradora, 42,5% de pobreza monetaria, divulgada por el DANE, a mediados de 2020, en medio de la pandemia. Ahora resulta que, milagrosamente, ya desaparecieron los pobres y Colombia dejó de ser una economía fracasada que solo producía miseria. Esto se aclara explicando las medidas de la pobreza.

La pobreza monetaria es la insuficiencia de recursos para comprar una canasta mínima de bienes y servicios. El valor de esa canasta define la llamada línea de pobreza. Son pobres aquellos cuyos ingresos están por debajo de dicha línea. Una canasta de solo alimentos define la línea de pobreza extrema y una que incorpora otros bienes y servicios define la no extrema, la del famoso 42,5%.

La pobreza es un fenómeno complejo que va más allá de la insuficiencia de ingreso monetario. Si durante varios años se les diera a los pobres un ingreso permanente, nada garantiza que salgan de la pobreza. Es probable, incluso, que, si no desarrollan capacidades propias, terminen siendo más pobres.

Una medida de la pobreza más acorde con la complejidad del fenómeno es el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), anteriormente Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas. El IPM se construye con base en cinco dimensiones que contienen 15 variables, cuya sola mención basta para poner de manifiesto la complejidad del problema de la pobreza y su vinculación profunda con el grado de desarrollo del país. Las dimensiones son: condiciones educativas del hogar, condiciones de la niñez y la juventud, salud, trabajo y condiciones de la vivienda y acceso a servicios públicos domiciliarios. Son pobres los hogares con privaciones en 33,3% de las variables.

En 1973 el IPM estaba en 70,2%; 35,8% en 1993 y hoy en 12,9%. Aunque otros países lo hayan hecho mejor, es un logro que en menos de dos generaciones el país esté cerca de eliminar la pobreza multidimensional. Nuestro fracaso ha sido la incapacidad de hacerle entender a las personas que la pobreza evoluciona inversamente con el grado de desarrollo de un país y su nivel de acumulación de capital.

Petro las convenció de que la pobreza era un asunto de “voluntad política” y que bastaba un chasquido de sus dedos para eliminarla. Ahora quiere hacerles creer que ya lo hizo.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 29 de mayo de 2023.

Publicado en Columnistas Nacionales

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