Pronto Hollywood tendrá su saga “Petro salva el mundo”, en la que el presidente, vestido con una enorme letra P en el pecho, que significa, precisamente, presidente, pacto, petulante, Petro, lucha contra la droga junto al canciller, con traje de incendiario, del comisionado de paz, con enormes gafas amarillas, que lo convierten en un canario que canta y encanta a las bandas criminales; del ministro del interior en su uniforme rojo como la mermelada que distribuye a su coalición lázaros; del general director de la policía, vestido de exorcista para sacarle el demonio a los narcos y de Roy en su traje del camaleón, campeón de la transmutación de la política.
Para salvar al planeta usarán el manto de invisibilidad para ocultar los crímenes de los malos, negociando con los principales carteles para que dejen de producir cocaína. Ofrecen impunidad, lavado de activos y cogobierno, con cierre del congreso y constituyente de fondo. No importa que los humillen ante el país y el mundo, que destruyan las fuerzas de seguridad del estado, que es destrozar el estado mismo. No importa que sean esos carteles los que deforestan y contaminan con mercurio los ríos de la Amazonía y los parques nacionales, el Catatumbo, Nariño, Cauca, amplias zonas de Antioquia, la Orinoquía, el Chocó. Y mucho menos importa que las víctimas se multipliquen de miles, entre soldados y policías asesinados, millones de jóvenes enganchados en las drogas, miles de hacendados extorsionados, niños y niñas reclutados y utilizados sexualmente, etc., porque, nos dicen, que es para evitar este estado de cosas que hay que negociar con los victimarios, mientras los abusos y crímenes se multiplican y asfixian al pueblo colombiano.
Es que para salvar el planeta están dispuestos a pagar el precio de la destrucción de Colombia. Pero su estrategia no funcionará porque no resuelve el meollo del problema. La única forma de arreglar el entuerto de la cocaína es, lo he defendido en varias ocasiones, legalizar el cultivo de coca para la fabricación, por parte de los campesinos que lo deseen, de productos naturales innovadores y a escala, con apoyo del estado, para quitarles la base social a los narcotraficantes. Hay que romper las cadenas de transmisión que atan a los campesinos con los traficantes, que se encuentran en una posición dominante en la que imponen todas las condiciones. Buscar alternativas distintas para proporcionar formas de vida alternativas, no funcionará como solución definitiva mientras el tráfico exista, porque los narcos tendrán el poder de presionar e imponer su voluntad a las comunidades usando la fuerza, para someterlas a sus designios como hasta ahora ha ocurrido en los casos en que aquellas buscan salirse de esa coyunda. Negociar con los no tiene sentido porque los carteles no entregarán el negocio, sino que se fortalecerán porque utilizarán la impunidad para crecer y afianzarse más.
¿De verdad cree el presidente y el resto de superhéroes que desmantelarán semejante máquina de hacer dinero a punta de prebendas? ¿Creen que los principios que algunos dicen tener, prevalecerán por sobre la realidad de los ingentes ingresos del tráfico? Shakespeare, buen conocedor de la humanidad, dijo una vez que el dinero es la puta universal, y lo que hasta aquí han demostrado los narcotraficantes colombianos de todas las especies es que saben muy bien la capacidad de aquel para comprar sometimiento, servilismo y corrupción y para adquirir poder político. ¿Por qué renunciarían a esas ventajas? ¿porque son demócratas y les duele el país? Sólo negociarán para adquirir más ventajas frente a un estado dispuesto a otorgarles todo.
Los colombianos tenemos experiencia en negociaciones. Las ha habido buenas, como la que desembocó en la ley de Justicia y Paz, del presidente Uribe; y malas, como las que efectuó Santos con un sector de las Farc. Pero, por lo que estamos viendo ahora, estas son pésimas. Los superhéroes no salvarán a Colombia ni al mundo. ”¿Éramos la coca”, dijo Leyva? Sería el chiste del año si no fuese una falsedad de a puño. ¡Somos la coca al servicio del narcotráfico! En lo corrido del gobierno de Petro se ha incrementado el número de hectáreas dedicadas a la producción de hoja para el tráfico y el número de toneladas de cocaína producidas viene creciendo. En 2022 -con los superhéroes en el poder desde el 7 de agosto- se elaboraron 1.400 toneladas. Y Las cifras de este año corroborarán esta tendencia. “¿Somos una esponja? ¿En qué sentido? La contaminación ambiental y la destrucción de la naturaleza, especialmente, de las fuentes hídricas, ha aumentado de manera dramática, en razón de los narcocultivos, los laboratorios de producción de cocaína y la minería ilegal, que manejan los mismos delincuentes.
Los superhéroes lo están haciendo mal, muy mal, si están negociando pensando en Colombia, porque producirán caos que la llevará a ser un estado fallido narcotraficante repudiado por el mundo decente víctima de este tráfico perverso. Digo del mundo decente porque siempre quedarán la Venezuela de Chávez, la Cuba de Díaz-Canel, la Nicaragua de Ortega y la Rusia de Putin, para quienes las cosas como están hoy en Colombia, o un aumento de su entropía a manos de las organizaciones narcotraficantes es un anhelo largamente acariciado, también por los superhéroes, si ese es su verdadero plan.