El presidente del gobierno fue esta semana a Proantioquia. El nido de la clase empresarial.
¿Y qué pasó? Creo que han subido las ventas de Lomotil. ¡Nadie dijo ni MU!
El reporte es que nadie fue capaz de decirle nada. Dijo lo que quiso, nadie le reprochó su conducta ni le argumentó la inconveniencia de sus propuestas, y entonces salió y se fue.
¿Se podría interpretar que lo que hicieron fue validarle socialmente y en todo sentido sus conductas y los atropellos de sus propuestas destructivas a la libertad de empresa, a la sana economía y a la legalidad?
Aquí No solo se terminaron los guapos. Se perdió la unidad de propósito y la representación empresarial va camino del camposanto en carroza halada por un burro cansado de esos que en las sábanas de Bolívar llaman pollinos, orejones, y que rebuznando se paran en ellas y preguntan de quién son.
Pero a Marco Fidel Suárez lo sacaron de la presidencia porque empeñó el sueldo.
Y como me dijo un amigo: “Con esta cobardía es más fácil sacarle una salchicha de la boca a un Rodwailer hambriento, que recuperar la gobernabilidad y la democracia que nuestros antecesores construyeron durante 215 años de trabajo por un objetivo, Libertad y Orden”.