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Rafael Uribe Uribe  

El nuevo gobierno y el jefe de su bancada vienen aseverando que la lucha contra los cultivos ilícitos ha sido un fracaso; pero desde la óptica de la realidad el fiasco es otro, lo decidido entre Santos y don Timo en el acuerdo de paz.

Entre el 2002 y el 2012, antes de la firma de los acuerdos con las Farc, en números redondos los cultivos de coca bajaron de 137.000 hectáreas a un poco más de 40.000. El uso de la aspersión aérea con glifosato permitió disminuirlos en un 71%; pero para firmar los acuerdos se aceptaron varias cosas: prohibir el uso de glifosato porque podría ser cancerígeno (sólo para los cultivos de coca, porque para los demás cultivos no lo fue); impedir la fumigación aérea admitiendo solo la erradicación manual; consultar con las comunidades la eliminación de los cultivos. Ahí está el fracaso real, de 40.000 hectáreas de cultivo, que en uno o dos años más de fumigación podrían haberse extinguido, se pasa a unas 205.000 hectáreas que pueden producir unas 1.300 toneladas métricas de coca cuyo valor en las calles de los países consumidores deben estar cerca de los US $ 130 por gramo. También se dejó al garete la minería ilegal.

De allí se desprende el crecimiento de las bandas criminales, el Eln, y las disidencias. Todas ellas tienen poder suficiente para que las comunidades bajo el poder de sus fusiles se opongan, con el respaldo legal de los acuerdos, a la aspersión, el uso del glifosato e, incluso, puedan embolatar la erradicación manual. Mientras no se erradiquen los cultivos ilícitos y la minería ilegal no veo como podría llegarse a una paz total. La droga, el oro y el coltán son un negocio gigantesco, caldo de cultivo para la corrupción y el crecimiento de los grupos armados ilegales. El gran flagelo es lo primero a combatir para posibilitar el desmonte de narcotraficantes que, de lo contrario, se renovarán para seguir delinquiendo en la zonas que otros despejen.  

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El Eln ya le empezó a poner cortapisas a la propuesta de paz total esgrimida por el nuevo gobierno; “Antonio García”, máximo jerarca fundamentalista del grupo ha sido experto en quemar el pan en la puerta del horno en todas las negociaciones de “paz” intentadas por anteriores gobiernos ¿exigirá más prebendas que las otorgadas por Santos a las Farc?    

El Rincón de Dios

“La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad.” -Juan Pablo II

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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