Hace apenas tres semanas que Gustavo Petro fue nombrado como presidente y ya el dólar cabalga hacia los 4.500 pesos. Muchos tratan de desligar el ascenso de la moneda gringa de su llegada al poder, pero aquí ha aumentado el triple de lo que lo ha hecho en otros países del vecindario, y el exministro de Hacienda Rudolf Hommes —hoy petrista— ha dicho que el presidente electo debe enviar señales positivas a los mercados para disipar la incertidumbre.
Si se esperaba que el anuncio de los miembros del gabinete fuera tranquilizador, la verdad es que casi todos los nombramientos han saltado las alarmas, empezando porque no se puede hablar de «cambio» con ministros octogenarios que llevan toda la vida en el establecimiento y cuyas ejecutorias dejan mucho qué desear, y porque la mayoría de los nombrados son activistas radicales de extrema izquierda más dados a destruir que a construir, que es lo verdaderamente difícil.
Echemos un repaso. El canciller Álvaro Leyva Durán es un hombre cercano a las Farc desde hace más de 40 años. La MinCultura Patricia Ariza perteneció a las Juventudes Comunistas (Juco) y a la Unión Patriótica (UP), el brazo político de las Farc. El MinHacienda José Antonio Ocampo es un académico respetado, pero un tecnócrata de paupérrimos resultados en el gobierno de Samper.
Cree Hommes que una señal positiva sería destapar la reforma tributaria, esa vacaloca que ya tiene capitales en fuga, según el Financial Times. Pero, si en 20 años el impuesto al patrimonio, cobrado solo a los más ricos, ha recaudado apenas 32 billones de pesos, ¿cómo pretenden Petro y su ministro Ocampo recaudar 75 billones cada año sin afectar la economía? Impuestos confiscatorios espantan el capital, como estamos viendo.
Sigamos con el gabinete. La MinAmbiente Susana Muhamad prohibió de entrada el fracking y el glifosato. Hay cuatro empresas que tenían contratos para hacer pilotos de fracking que demandarán y ganarán. Entretanto, habrá que esperar si el glifosato se prohíbe solo para asperjar cultivos ilícitos o también para el resto de las plantaciones, pues es cancerígeno en todos los casos o no lo es en ninguno. Hay que advertir que, de prohibirse, habrá hambre en el país.
La MinAgricultura Cecilia López es una octogenaria que lleva más de medio siglo viviendo a expensas de los colombianos sin una sola realización para mostrar. Ahora es la abanderada de las expropiaciones —contra la promesa notarial de Petro—, con el argumento de poner a producir las tierras improductivas. Su reforma agraria tiene empanicado al campo; muchos no sembrarán ni una papa sin saber para dónde va ese globo.
La MinSalud Carolina Corcho fue declarada insubsistente en la alcaldía de Bogotá de Petro, por inepta e incompetente. Es enemiga acérrima del sistema de salud regido por la Ley 100 a pesar de que en este el 99,6% de los colombianos tiene acceso a la salud, mientras que antes de esta ley apenas tenía acceso poco más del 20%. Corcho quiere volver a la estatización de la salud, cosa que nunca funcionó, y eliminar las EPS, lo que provocaría una «hecatombe en la salud», según Hommes.
El MinTrabajo Francisco Maltés fue el perpetrador que estuvo al frente del paro criminal de hace un año. Sin comentarios. El MinEducación Alejandro Gaviria dijo en una entrevista que Petro sería ‘un cambio para empeorar’, y a un humorista le confesó que a Petro se le desbarataría el gobierno después de seis u ocho meses sin lograr hacer nada…
Y los que faltan. Mejor dicho, ¡tremendo gabinete!
Como si fuera poco, el seguro presidente del Senado, el sibilino Roy Barreras, anda maquinando un mecanismo como el espurio ‘fast track’ con el que se le hizo conejo al No en el Plebiscito de 2016 para hacer un trámite express de las reformas propuestas por Petro. O sea, ningún espíritu conciliador para los primeros meses; sus nombramientos no tranquilizan a nadie, son un llamado de guerra.
@SaulHernandezB