Veamos: en la de Yanhaas del 10 de mayo, la diferencia entre Petro, con el 40% de la intención de voto, y Fico, con 21%, es de 19 puntos, casi el doble. En la del CNC del 19 de mayo, Petro obtiene el 35.8% y Gutiérrez el 23.8%, con una diferencia de 12 puntos, mientras que la de Guarumo y Ecoanalítica, del 19 de mayo, arroja para el candidato del pacto Histórico el 37.9%, para Gutiérrez el 30.8%, con una diferencia de 6.1%. Y mientras en las del CNC y Yanhaas, Petro gana en segunda vuelta, de manera holgada, en Guarumo, hay un empate técnico entre estos dos candidatos: 45.7% para Petro y 42& para Fico, con un margen de error del 2.5%
Ahora bien, en todas se registra un crecimiento importante de un tercer competidor, Rodolfo Hernández, pero en la del CNC se registraría un empate técnico entre el antioqueño, con el 20.8% de la intención de voto, y el santandereano, con el 19.1%, con lo que se infiere que Hernández sería el posible segundo candidato para la segunda vuelta.
Algunas personas, preocupadas por las dos primeras encuestas, sugieren que estas han sido diseñadas con el objeto de manipular a los electores. Dicen, por ejemplo, que el universo de encuestados en CNC para la zona oriental del país, Santanderes y Boyacá, que es, precisamente en la que tiene mayor influencia Hernández, está sobreestimada: el 22.5%, lo que sería una falsa ponderación del peso electoral de esa región; también discuten el peso que se le da a la segmentación por ingresos, argumentando que el 60% asignado a los estratos bajos, va en contra de las tendencias históricas del voto en Colombia. Todo, con el propósito de debilitar a Gutiérrez, creando un caballo de troya, Hernández, que, argumentan, es amigo de Petro.
Se trataría de una gran conspiración diseñada para derrotar a Gutiérrez, cuyos instrumentos son Yanhaas y CNC. No creo en teorías de la conspiración. Yo, que también estoy más cerca de la interpretación de Guarumo que de aquellas, me niego a creer que medios tan distintos como Semana, que sufraga la de CNC y Yanhaas, que es financiada por RCN, ni las empresas que realizan las encuestas, estén coludidas. Por supuesto, puede haber sesgos en la orientación. Se puede -y se debe, si se tienen reparos- objetar la metodología, que finalmente, los refleja (puestas las premisas, se producen las conclusiones), pero yo no me atrevería a cuestionar el profesionalismo. Ni de los medios involucrados ni el de las empresas contratadas por ellos.
Lo que sí sé es que en cualquier caso, las encuestan no siempre reflejan la realidad política, porque, además de los posibles sesgos anotados, en muchas ocasiones los encuestados pueden ocultar sus verdaderos intereses políticos. Así sucedió con las mediciones que se hicieron antes del plebiscito santista, que dieron todas ganador al sí, pero venció el no. La verdadera encuesta está en las urnas.
Las votaciones del 29 de mayo serán definitivas para el país. Por eso hay que poner atención al juego sucio de la campaña petrista, que ha infiltrado, sin ningún pudor, la de Gutiérrez, poniendo micrófonos y cámaras en sus sedes; o que ha utilizado los bots y las bodegas mercenarias para difundir falsedades de todo tipo, por ejemplo, sobre lazos de Gutiérrez con la Oficina de Medellín: o utilizando imágenes de la campaña de Fico, para falsificarlas haciéndolas aparecer como si se estuviera comprando votos, mientras los petristas sí promueven la corrupción enviando el mensaje de que los ciudadanos acepten dinero de los otros, pero voten por su candidato; o que este personaje y sus secuaces han hablado tirando la pierda y escondiendo la mano con los sectores más peligrosos de la criminalidad ofreciéndoles “perdón social”, que es la manera que han diseñado para liberarlos y gobernar posteriormente con ellos, recibiendo a cambio, según se ve en las distintas regiones de Colombia, el constreñimiento armado a favor del candidato del Pacto de la Picota.
Por eso, hay que contrarrestar esas prácticas denunciándolas a cada momento, pero, sobre todo, insistiendo en la propuesta de Fico, que ha sido resumida magistralmente en su entrevista con Vicky Dávila en la edición de ayer de la Revista Semana. Yo hago énfasis, dentro de lo que allí dice, en la necesidad de unir a todos los colombianos para salvar a nuestro país de la dictadura de clase marxista y de la igualdad con el parámetro de la corrupción, la miseria y la opresión, como Cuba y Venezuela; y para ello, hay que insistir cada vez más, hasta hacerlas virales, en las reivindicaciones de todos, protegiendo a los niños y a los más necesitados, que Petro vende como si le perteneciera, impulsando el desarrollo económico, la igualdad de oportunidades y la economía de mercado, defendiendo a la ciudadanía en el respeto a sus libertades y al país en su seguridad y soberanía. Esa es una propuesta que no es de izquierda, ni de derecha, es de sentido común, como dice el candidato.
Queda la incertidumbre de la transparencia de las elecciones. El registrador no responde la totalidad de las preguntas que le hizo la procuraduría y ya tiene investigaciones en la Fiscalía; no se sabe cómo se balancearán los jurados para evitar el fraude desde los puestos de votación y el Consejo Nacional Electoral no ha podido -y difícilmente podrá contratar la auditoria internacional a los softwares electorales. Pero los ojos del país y del mundo encima y al día de hoy, el Consejo Electoral no tiene mayoría petrista. Eso da cierta tranquilidad. Pero los órganos de control del Estado y los partidos políticos deben hacer su tarea para que después no tengamos que lamentarnos toda la vida.
Todos, sin distingos ni matices ideológicos, debemos salir a votar por Fico el próximo domingo. Ni un voto debe quedarse en casa o en la finca u hotel de descanso en un domingo que es puente. Los ciudadanos tenemos que cumplir con nuestro deber. Si nos va bien, iremos en segunda vuelta y en ella ganaremos, porque los que amamos la libertad somos más que la detestan.
