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Ariel Peña               

El último número de la Revista Semana, prácticamente proclama al candidato marxista  Gustavo Petro, como presidente de Colombia, sin que hayan ocurrido las elecciones, y  en una  entrevista que le hizo dicho medio, el candidato en esencia  acusó a los  políticos  que no pertenecen a  su cuerda de ser miembros de clanes mafiosos, pero asegurando que la sociedad  quiere un cambio  que podemos hacer de forma conjunta, lo que es una contradicción en los términos, pues esta excluyendo a sectores de la población que pueden estar representados en los políticos a los que hizo referencia (algo parecido al oro y la escoria), evidenciándose que Petro en su eventual gobierno no busca la armonía nacional, sino el adocenamiento y la enajenación de vastos sectores de la población para un proyecto dictatorial de largo plazo, aplastando a los contradictores.

Y  precisamente ante lo que le puede suceder al país a partir del 7 agosto,   los demócratas por ningún motivo deben de desfallecer, fortaleciendo dialéctica la lucha ideológica, porque no hay que pasar por alto la siguiente frase: “La batalla de ideas es nuestra  arma política más poderosa”,  esas fueron palabras del dictador Fidel Castro (1926-2016); de tal suerte  que los  demócratas desde hace años están notificados sobre un tema trascendental para la supervivencia de la libertad, porque indiscutiblemente el totalitarismo marxista le ha tomado  ventaja a las fuerzas republicanas no solo en Colombia  sino en toda  la América Latina, desde el punto de vista ideológico, a lo que se suma la calumnia y los infundios en contra de líderes defensores de la democracia, que han sido una poderosa barrera frente a las intenciones  abyectas del comunismo, cuyo objetivo de entrada es  el envilecimiento de la ciudadanía,  cuando se  toma el poder político.

En Colombia sectores de lo que llaman izquierda, dicen que no se puede pensar diferente; pero ¿a qué se refieren? Debido a que con esa afirmación han enredado todo el tiempo a muchos ciudadanos, como si en el país existiera una tiranía que impusiera el pensamiento político único, so pena de ser torturado y asesinado, como sucede en las dictaduras comunistas; por lo tanto es paradójico esbozar que no se puede pensar diferente, cuando en el país no hay claridad ideológica, en lo referente a la esencia de las doctrinas que se enfrentarían en un debate.

Los marxistas en Latinoamérica son especialistas en explotar los resentimientos pretéritos de una parte de la población, para sus fines estratégicos burocráticos, siguiendo la cartilla del escritor uruguayo, Eduardo Galeano (1940-2015), quien fue el autor de “las venas abiertas de América latina”, de la misma manera la soflama de que “no se puede pensar diferente” le hace el juego a la patraña comunista para ir avergonzando y minando a la democracia.

La secta comunista es responsable de haber propiciado el conflicto armado de más de 6 décadas, que ha producido 8 millones de desplazados, cerca de 300 mil  millones de dólares en pérdidas y 250 mil muertos, recordando cuantas veces sea necesario, que las bandas armadas marxistas fueron creados para tomarse el poder mediante la violencia terrorista, pero casi  nunca a esa doctrina absolutista se le ha hecho una confrontación ideológica seria en ese sentido,  por parte de las élites políticas que han gobernado a Colombia.  Entonces cuando se dice que no se puede pensar diferente, eso no es cierto, pues poco o nada se ha debatido sobre la esencia y el componente ideológico del comunismo totalitario, causante de muchas de las aflicciones que ha vivido Colombia en las últimas décadas.

Se piensa diferente cuando hay una  lucha ideológica y dialéctica para resolver las contradicciones, pero en  el caso de Colombia la degradación del conflicto  lleva a situaciones calamitosas, en donde la lumpenización del  enfrentamiento, adobado  por el narcotráfico, no ha permitido dilucidar de manera clara la catástrofe vivida; pero los cabecillas guerrilleros han justificado su accionar terrorista con un discurso miserabilista, en donde también falazmente argumentan que han sido perseguidos, “por pensar diferente”, cuando eso es una treta para justificar la sublimación que han hecho de la violencia. Porque la razón de ser del marxismo leninismo es la toma del poder para siempre, siguiendo a Maquiavelo en lo referente a la predestinación, pues los miembros de la logia de marras se creen una deidad que representa un pensamiento superior.

No solamente en Colombia la dirigencia política tradicional,  ha sido incapaz de  presentarle lucha ideológica al marxismo leninismo, sino que las viejas oligarquías latinoamericanas que han parasitado manejando los estados, se les ha notado un complejo de inferioridad frente a los dogmas del comunismo totalitario, cayendo en una reverencia supersticiosa frente a semejante engendro, de pronto asustadas por la monserga marxista del materialismo histórico y la inevitabilidad; porque con  ese  par de fetiches igual que  sucede con las sectas religiosas, los comunistas le  ofrecen  a las personas despistadas “una nueva vida  o un mundo mejor”, y algunas gentes los acogen por el miedo al futuro, además  utilizan  mitos como el de  la lucha de clases, rechazada por los libertarios desde el siglo XlX.

La confrontación ideológica en contra  del marxismo leninismo la han convertido en una anatema, porque  en la academia, la política y en las organizaciones sociales y sindicales es nulo el debate acerca de ese asunto, y  tontamente se arguye que en Colombia, no se puede pensar  diferente por la intolerancia, olvidándose de las implicaciones horrorosas que  ha generado el conflicto armado interno, de ahí que   al no existir una respuesta filosófica e ideológica en contra del totalitarismo, por parte de quienes  han manejado el Estado, no es válido decir que en Colombia no se puede pensar diferente, y los múltiples crímenes que se han cometido en el conflicto político militar  por parte de los variados actores, desgraciadamente son propios de  una guerra irregular que inició la guerrilla terrorista marxista.

Así que es menester que la democracia se prepare fundamentalmente en el ámbito ideológico, porque de la misma manera que en el cristianismo existe la apologética que defiende racional e históricamente su doctrina, también los amantes de la libertad se deben alistar de una manera eficiente intelectualmente, para enfrentar a las hordas totalitarias del marxismo leninismo que son indudablemente antidemocráticas, y que utilizan diferentes emblemas para timar a la población.

Publicado en Columnistas Nacionales

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