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Ariel Peña               

En la manifestación del  domingo primero de mayo, que se inició en el Parque Nacional de Bogotá, para conmemorar el Día Internacional de los trabajadores, observamos algunas pancartas de sindicatos con el lema: “¡Fuera Rusos de Ucrania!”, especialmente ADEBAN (Asociación Democrática de Empleados del Sector Bancario y  Financiero), lo cual demuestra la preocupación de un importante sector de los trabajadores colombianos, por una situación que puede conducir a un  holocausto nuclear, debido a  las ambiciones hegemónicas de Moscú con Vladímir Putin a la cabeza; de modo que  es altamente significativo resaltar la preocupación de los sindicatos, que es diferente a la actitud asumida por el candidato Gustavo Petro, ya que cuando se le preguntó sobre el asunto, exclamó: “Que Ucrania, ni que ocho cuartos”.

No solo en Bogotá en la manifestación obrera que terminó en la Plaza de Bolívar, se observaron esas proclamas en contra de la Invasión Rusa a Ucrania, sino que además en otras ciudades del país también hubo repudio a la guerra propiciada por el régimen ruso que ha buscado avasallar a Kiev, demostrándose de igual manera la indignación universal de los trabajadores en contra de la invasión, puesto que en la mayoría de  naciones, las marchas del primero de mayo estuvieron matizadas por la condena a la agresión del Kremlin a un país vecino, cuyas consecuencias para la humanidad, pueden ser catastróficas no solamente  por el peligro de la Tercera Guerra Mundial, dado que también existe la posibilidad de una recesión mundial que traería más hambre, desempleo y pobreza.

Sin embargo, seguidores de la estafa comunista del marxismo leninismo, en su enfermizo dogmatismo, siguiendo la consigna acerca de que: “Hay que apoyar todo lo que el enemigo combate y combatir todo aquello  que el enemigo apoya”,  consideran en su irracionalidad que la  culpa  es de EE.UU., como si este fuera el invasor de Ucrania; a lo que se agrega que Putin es un personaje homófobo, reaccionario, machista y racista, pero a la mamertada latinoamericana poco le interesan esas posturas y solo ven  al enemigo en Norteamérica.

Así como los demócratas en su momento, rechazaron la guerra en Vietnam  en la década de los sesenta y setenta por la presencia de USA; además de repudiar la ocupación norteamericana a Irak en el 2003  y la invasión soviética a Afganistán en la década de los 80 del siglo pasado, igualmente ahora los amantes de la paz que abrazan de verdad la democracia, condenan la agresión rusa a un país débil como ocurre en el caso de Ucrania, que su único pecado  es buscar  fortalecer su independencia después de haberse derrumbado la URSS.

Queda verificado que  las élites comunistas y sus seguidores, tienen criterios selectivos frente a la autodeterminación  de los pueblos y la independencia nacional,  en vista de que por ninguna parte se observa la desaprobación del ataque ruso sobre Ucrania, cosa contraria sucede con organizaciones de los trabajadores que de manera solidaria se pronuncian en favor de sus hermanos ucranianos y rusos que son víctimas de la tiranía moscovita, que busca subyugar y expoliar a los pueblos vecinos, para reverdecer el imperio agresivo del pasado, del que Vladímir  Putin es un nostálgico.

Asimismo se resalta que el  domingo primero de mayo  en la Plaza Bolívar  de Bogotá, sectores afines al candidato marxista Gustavo Petro, pretendían utilizar la concentración para fines electorales, olvidándose de las condiciones pluralistas, libertarias e independientes del  Sindicalismo Democrático; debido a lo cual  después de la intervención acertada del presidente de la CGT (Confederación General del Trabajo) la plaza se desocupó, puesto que la gran mayoría de  miles de trabajadores que se  encontraban en ese sitio, son militantes de la central obrera CGT; por lo que los parlamentarios petristas que estaban en el lugar, no tuvieron la oportunidad de echar sus monsergas, por ausencia de público, demostrándose nuevamente la madurez de los trabajadores colombianos.

Indudablemente el talante de sindicatos como ADEBAN, frente a la invasión de Rusia a Ucrania, está indicando que los trabajadores no se dejan llevar de políticos que, con sofismas ramplones, buscan ningunear la gravedad de un acontecimiento que perjudica a toda la humanidad; en atención a lo cual le corresponde al Sindicalismo Democrático continuar en Colombia denunciando las tropelías rusas.

Publicado en Columnistas Nacionales

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