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José Alvear Sanín   

Si se tocan los ahorros, el efecto inmediato es lanzar el mensaje de “Comamos y bebamos, que mañana moriremos”. Eso es, de facto, lo que inspira y provoca la letal enfermedad que aqueja a la filosofía socialista. —Winston S. Churchill, como Canciller del Exchequer, Mayo 19 de 1927.

Se ha llamado “grey power” al creciente de las canas en sociedades que envejecen. La nuestra, por desgracia, ya empieza a recorrer esa senda suicida, lo que debería ser motivo de reflexión en un país que no se percata de su inminente declive demográfico; pero por ahora nos debemos limitar a la más reciente amenaza de Petro, la de desmantelar los fondos privados de pensiones y apoderarse de los ahorros allí recogidos, para convertirlos en piñata demagógica.

Si las propuestas de Petro no fueran electoralmente muy productivas podrían considerarse apenas delirios de un loco. Para no ir más lejos, el rápido tren elevado y eléctrico entre Buenaventura y Barranquilla, para unir dos puertos que, obviamente, no intercambian cargas ni generan tráfico de personas entre el uno y el otro, solamente es comparable con la pavimentación del río Magdalena para convertirlo en autopista, como proponía Manuel Antonio Goyeneche.

Ese simpático orate bogotano del siglo pasado decía que “no quería sacar votos sino meterlos”. En eso se parece a Petro, porque este demagogo, prometiendo el oro y el moro, también quiere meter millones de ellos, unos de verdad y otros por cortesía de la Registraduría.

Pero ahí termina el parangón, porque hay mucha distancia entre el loquito inofensivo y el lunático destructor que quiere ser presidente con propuestas tan descabelladas como las del pobre Goyeneche.

Para detener al fanático castro-chavista hay que convocar a los canosos de hoy y a los que, por el inevitable paso del tiempo, pronto lo serán, para que se conviertan en una invencible fuerza electoral.  Quienes vienen trabajando y ahorrando para la jubilación tienen que darse cuenta, ya mismo, de lo que para millones de pensionados actuales significaría la presidencia de Petro y lo que amenaza a las futuras cohortes de trabajadores.  Estamos hablando, apenas, de unos 16 millones de compatriotas…

Desde luego, si a Petro lo llevan finalmente a la casa de Nariño, Colombia será una segunda Venezuela, con el hambre que todos sufriremos, pero las primeras y mayores víctimas seremos las personas de edad.

En efecto, una de las iniciales consecuencias de un gobierno suyo sería la emisión incontrolada y creciente de dinero, hasta llegar a la práctica desaparición de la moneda, con su inevitable secuela de anulación total del poder adquisitivo de las pensiones. Eso, para los jubilados, sería fatal, pero allí no para el asunto, porque la dilapidación del ahorro depositado en los fondos de pensiones privaría a millones de colombianos, en el futuro, de una pensión efectiva.

Todos los trabajadores colombianos tienen que dejar la apatía y el desinterés, derrotar la abstención acudiendo masivamente a las urnas  Por eso llamo la atención del Dr. Federico Gutiérrez, para que convoque tanto a los cotizantes como a los jubilados, de manera que salven sus ahorros, sus pensiones y su patria.

                                                                                              ***

El Dr. Gutiérrez ha sido consagrado en las urnas como el líder de la verdadera esperanza, muy distinta de la que encarnan los cómplices de Santos en la entrega del país al socialismo del siglo xxi.  Por tanto, no son explicables ni comprensibles las expresiones frías y dubitativas con que se saluda su triunfo, manifestaciones que contrastan con los gestos de grandeza de Álvaro Uribe y Óscar Iván Zuluaga, cuando reconocen la consagración popular del nuevo líder de la democracia colombiana.

                                                                                              ***

¡El que escruta electrónicamente… ELIGE!

Publicado en Columnistas Nacionales

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