Facebook

     SiteLock

Última hora
Los paragestores de paz - Miércoles, 20 Noviembre 2024 04:06
Intervención Foro Cd sobre energía - Miércoles, 20 Noviembre 2024 04:04
Petro va por CC y Registraduría - Miércoles, 20 Noviembre 2024 04:02
La idea de “justicia” de Petro - Miércoles, 20 Noviembre 2024 04:01
Gobierno necesita aprender mucho - Miércoles, 20 Noviembre 2024 03:34

Ariel Peña               

Es paradójico que un marxista como el candidato Gustavo Petro hable del hambre, cuando sus correligionarios más connotados a nivel mundial, en la historia, impulsaron ese flagelo, como forma de dominación de los pueblos. Porque no hay que olvidar que Pol Pot, Stalin, Ho chi Minh, Lenin, Mao Tse Tung, Fidel Castro y ahora Nicolás Maduro en Venezuela, han usado el hambre para someter a los ciudadanos, con lo que se cumple la premonición del libertario Bakunin cuando desenmascaró al totalitario Karl Marx en el siglo XIX, planteando que para que se consolidara la dictadura comunista era necesario la miseria absoluta de las masas.

El senador Petro al mencionar el hambre que existe en el país, se le olvida que uno de los factores que ha incidido profundamente en esa situación, es el conflicto armado propiciado por el comunismo con sus guerrillas para la toma del poder desde hace 60 años; advirtiendo que ese conflicto nos ha costado más de 300 mil millones de dólares, dinero que en buena parte hubiera servido para fortalecer la educación, la salud, la agricultura y sobretodo el desarrollo  integral  de la producción nacional, que generaría  empleo,  y cuando hay empleo se erradica el hambre, que es contrario al populismo marxista de Petro, que busca envilecer a las masas.

Además el aumento del hambre en el mundo es también culpa del Partido Comunista de China, que permitió la expansión  del Covid- 19, lo cual ocasionó un incremento en la tierra de 118 millones de personas hambrientas en comparación con el año anterior a la pandemia, según datos  de las agencias de la ONU (FAO,-FIDA-UNICEF-PMA-OMS) siendo la demostración palmaria de que al comunismo poco le interesan los sufrimientos de los seres humanos y, de ahí que en Colombia el discurso demagógico de la denominada izquierda sobre el hambre es una simple treta,  para descrestar a un electorado mal informado.

Así  que dentro de la monserga comunista, de la misma manera que se usa la sensiblería con el hambre, se ocultan los otros métodos con los que se pretende subyugar al pueblo colombiano en un eventual régimen de Gustavo Petro, en donde a la denominada Primera Línea que participó durante el paro del año pasado con  actos de sabotaje y terrorismo atacando a la población, se le dará el carácter de Colectivos en Defensa de la Revolución como lo hace el chavismo en Venezuela o  los Comités en Cuba, que son iguales a los Guardias Rojos en China que fueron movilizados  por Mao Tse Tung entre 1966 y 1967, durante la Revolución Cultural,  en contra de las personas que no fueran afectas a la dictadura comunista.

Con ese misma estrategia perversa, las guerrillas comunistas de las  Farc y el Eln  se convertirán en el “Poder Popular”, para respaldar las arbitrariedades que tome la tiranía dirigida por Petro (si llega a ganar las elecciones), puesto que dentro de la combinación de todas las formas de lucha que ha incentivado desde hace décadas el Partido Comunista Colombiano, las armas deben de servir para defender un triunfo electoral y al gobierno comunista que se instale, lo cual significa que en un eventual gobierno del Pacto Histórico, no habrá dejación de armas por parte de los grupos terroristas narco-marxistas, sino que entrarán a cumplir otra función dentro de la “revolución colombiana”, como “poder popular”, que tendrá la misión de perseguir y humillar mediante la fuerza bruta al pueblo, para ir consolidando la esclavitud política, que es en ultimas el fin del marxismo, en busca de afianzar el despotismo  por toda la eternidad.

De manera que el hambre, los colectivos y el poder popular, serán armas que se usarán en un posible gobierno  de Gustavo Petro, para tonificar la autarquía, en donde con el hambre se buscará doblegar a la ciudadanía para que no tenga posibilidades de rebelarse; mediante los colectivos se harán expropiaciones de hecho, además de arremeter  en contra de  la prensa que no esté con el régimen, y desde luego atacar y si es preciso linchar a personas y  organizaciones que no le rindan culto a la tiranía.

En cuanto al “poder popular” que representarán en primer lugar las guerrillas de las Farc y el Eln, muchas partes de Colombia tendrán el tratamiento de tierra arrasada, pues esas fuerzas terroristas harán lo que les dé la gana con la complacencia del régimen, dado que sin ningún control a los campesinos especialmente, les tocará por millones convertirse en refugiados, especialmente fuera del país, algo que le pasará a un porcentaje gigantesca  de población nacional, en el eventual gobierno petrista.

El marxismo que ha sido una maldición para la humanidad, durante más de 40 años estuvo en el ostracismo de 1876 a 1917, ya que poco se le mencionaba después de la humillante derrota que sufrió en la Primera Internacional de los trabajadores, sin embargo el sátrapa ruso  de Lenin lo sacó del basurero de la historia, para implementarlo en 1917 en Rusia, mediante el genocidio,  pero ese bodrio  volvió a mostrar que era un fiasco con la caída del muro de Berlín en 1989 y la debacle de la URSS en 1991,  y desconociendo la historia en Latinoamérica,  aprovechándose del atraso  ideológico, al comunismo le  pusieron nuevos  ropajes para engañar incautos,  por ello se ha tomado el poder en algunos países de la región, teniendo en la mira en este año a Colombia con el candidato  Gustavo Petro.

 Lo anterior demuestra que la dirigencia política democrática colombiana, durante décadas no le dio la lucha ideológica al comunismo como correspondía y por eso estamos como estamos, esperando que en el proceso electoral venidero en la ciudadanía prime la sensatez, para no caer en el oscurantismo marxista, que es   la peor condenación a la   que se puede someter a los pueblos.

Publicado en Columnistas Nacionales

Compartir

Opinión

Nuestras Redes