Y ahora leamos el ‘tarot’ de las Carátulas de la Revista Semana que nos cuenta lo que se cuece entre las bambalinas del sistema nacional, así como predice The Economist las jugadas de la élite mundial. En la edición del 5 de septiembre de 2021 aparece en la carátula Alejandro Gaviria entre dos de las columnas políticas importantes del actual sistema político colombiano: César Gaviria y Juan Manuel Santos. Gaviria, el economista que hizo a la loca la apertura económica del país en 1990 que resultó en la quiebra de muchas empresas colombianas, entre ellas la Flota Mercante Grancolombiana, de grata recordación como ícono nacional. El otro economista de la carátula, el malquerido Juanpa que le entregó el país a las Farc. Y entre esas dos columnas otro economista del que la Revista se pregunta si es ‘independiente’, que no lo es, por su reconocida tendencia izquierdosa y atea.
Ahora bien, dicen que hay 30 candidatos. ¿Cómo escoger en esa caja de Pandora? Hagamos la primera tarea de conocimiento de candidatos y después investiguemos sus características personales a ver si nos cuadran. Por sus características los contendores se clasificarían de la siguiente manera:
- EL CANDIDATO DEL SISTEMA. Es el que le conviene a TODOS. ‘Todos’ son: los grupos políticos, empresariales e industriales, las instituciones, los narcotraficantes y bandidos, los amigos de unos y otros, los contratistas, los diferentes intereses con sus intermediarios llamados lobistas, etc. Están por fuera del grupo la gente del común, o del estrato 3 para abajo. Este candidato no puede ser independiente porque tiene que ser ‘amigo’ de todos los que lo eligieron.
- EL CANDIDATO DE UN IDEAL PATRIÓTICO; EL DE LA VERDADERA DECENCIA Y BUENAS COSTUMBRES. Es el enemigo natural de los malos del sistema. Tiene que ser independiente para tomar decisiones duras que afectan a muchos; los que lo apoyan lo respetan y admiran. Después de la presidencia seguirá teniendo multitud de seguidores, muchos enemigos, pocos amigos.
- EL CANDIDATO DE UN GRUPO DE PODER POLÍTICO. Entiéndase el del partido de gobierno, los congresistas, los jueces y magistrados. Son indispensables mientras están en el puesto. Después son desechados.
- EL CANDIDATO DE UN GRUPO DE PODER PRIVADO. Entiéndase, empresarios, banqueros, industriales, militares. La gente del billete, el grupo más extraño y dudoso porque entran todos los de mala conducta que se las dan de señores y, por conveniencia, son tolerados, mientras no se pruebe lo contrario. Pueden ser los señores en la sombra; los del estado profundo permanente. Los ‘subversivos’ pueden ser sus subordinados discrecionales cuando haya conveniencia mutua. Las organizaciones de espionaje son sus vasallos predilectos.
- EL CANDIDATO DE LA SUBVERSIÓN SOCIAL O ESPIRITUAL, que no es necesariamente comunista, sino una persona de odios definidos y ‘respetables’ en el que caben todos de manera tangencial o permanente, por amistad, compromiso, enfermedad mental, religión o compromiso consciente con el mal.
- EL CANDIDATO ENCUBIERTO DE LA MAFIA. De muy difícil discernimiento para el público porque esa organización está entretejida en la urdimbre social, política y elitista. Es la gente del ‘guiño’, no del compromiso; de la amistad sin exigencias ni amenazas; es la sociedad del padrinazgo, el compadrazgo. ‘La filosofía’ de esa organización llama a ese ‘método’, la familia por la que se jura defenderla. Es la razón de ser de ciertos grupos secretos de poder.
Teniendo en cuenta el escenario anterior, juzgue usted lo que dice en la edición del 12 de septiembre de Semana, María Andrea Nieto, sin ninguna prueba. Afirma en su columna que ALEJANDRO GAVIRIA, es EL CANDIDATO DE LOS RICOS, como si estos y el presidente pudieran aislarse de la realidad que los rodea. ¿O será que la élite colombiana está dividida y por qué? MAN llama arribista al ‘profe’; intelectual iluso, que se las da de científico social, que se cree el mesías salvador, el ungido, y también víctima; que si conoce al país, se pregunta. Es decir, la periodista ya le vaticinó crucifixión eléctrica como me explicó uno de mis hijos cuando me dijo que lo iban a ‘quemar’ como hicieron con Karen Abudinen. Entonces le dije que cómo podía decir eso si a él no le gustaba ni sabía nada de política.
Pero el tipo es ingeniero eléctrico y mamador de gallo, por lo que le pregunté que cómo aplicaría su profesión si fuera candidato presidencial y me dijo: “Muy fácil, mi querido cucho; le causaría cortocircuitos intelectuales o judiciales a mis contendores.” “¿Cómo así?” Pregunté sorprendido.
Se echó a reír. Y como si fuera un niño chiquito me explicó con plastilina la mejor lección colombiana para quemar a un político. Mira papi, todo en la vida es ‘energía’. En el escenario colombiano actual la ‘política’ es un medio energético, o estrategia, hacia un objetivo. El medio o la estrategia, como la llamo, es el conocimiento. El objetivo es el control. Entonces el misterio es establecer quién es el beneficiario de la cuenta de electricidad social que se produce cuando se quema a alguien. La gente lo sabe, el saboteador no se esconde, porque ese es el juego político. Pero desconocemos los nombres reales y finales de los beneficiados reales de ese juego macabro. Es la élite secreta de todo país; la que quita y pone presidentes que se convierte en uno de ellos.
Las armas son sutiles y sofisticadas, de apariencias públicas y decentes por lo que todo el mundo las aprueba; por eso se puede asesinar ‘legalmente’ a alguien con el público aplaudiendo al asesino silencioso. Esa es la nueva guerra tranquila. ¿Acaso no la ves todos los días en Wall Street? Y la gente aplaude esa guerra porque lo que más ama es la ‘energía’ del dinero que todo lo mueve.
Pero hay otros ‘asesinatos’ más dramáticos que generan telenovelas. Como en Fuenteovejuna todos lo matan y no hay culpables. Las desgracias ocurren cuando el cortocircuito de dos conductores de ‘polaridades’ o cargas distintas entran en contacto; por ejemplo gente vaciada por la pandemia e impuestos. El choque generó un gigantesco cortocircuito social. Hace unos días se produjo la telenovela trágica del CARRASQUILLAZO porque el electrocutado no tenía su cobertura aislante y lo quemaron. Afortunadamente lo llevaron a tiempo al hospital y lo salvaron.
Pero otras veces el agresor se protege con la cobertura aislante que se llama el ‘poder’ de la mermelada. Como puedes ver, padre, el ‘dispositivo’ es la política ‘los conductores’ son las múltiples personas y circunstancias que son diferentes al candidato; y el medio aislante puede ser tu hoja de vida, tu desempeño y tu talante como persona; o la habilidad de los ‘amigos’ que te secundan en la jugada. Hasta aquí llegó la lección de mi querido ingeniero eléctrico.
Entonces me di cuenta que el medio hostil en la política se produce por envidia, rabia, intereses ocultos, conveniencia electoral, ideología, etc. y esa ‘actitud’ o posición emocional en contra, puede convertir en hostilidad cualquier cosa. Por lo que, si metes en el agua, un cable eléctrico, sin recubrimiento, la víctima, sabes lo que pasa; el descuidado o a ese que empujaron al agua, se quema. Eso, le dice María Andrea Nieto al profe Gaviria. De ahí que cualquiera pueda crearnos un escenario de suposiciones, como el ejemplo de la periodista. La gente lo llama montaje; pero los hay chimbos y sofisticados que requieren el concurso de profesionales, como ocurre con la guerra silenciosa de las frases de los candidatos que “por sus frases los conocerán”, como decía un hombre muy sabio.
Y en la campaña que se avecina, las frases serán de todo calibre y cuidado: fanfarronas, ingeniosas, provocadoras, afortunadas y estúpidas, mentirosas, oportunistas, directas al corazón del rival político. Por lo que muchos no votarán porque el grueso de los mensajes de campaña que vendrán serán lo que siempre han sido, precisamente eso, consignas que se deslizan en mítines y actos varios para que se metan en los cocos sin pensamiento crítico, y a base de repetición, produzcan escenarios de humo en el imaginario del electorado.
Otro ejemplo de GUERRA SILENCIOSA es cuando, ya elegido el Presidente que es la víctima del sacrificio de la democracia, como tótem protector de la tribu que no hemos dejado de ser, se disparan SITUACIONES en vez de balas reales; las nuevas ‘balas’ son propulsadas por la manipulación de datos. Ocurrió en la reciente elección gringa y dicen que los proyectiles se direccionaron desde Rusia. O lanzan un ‘virus’ manejado por una estrategia de ingeniería social que busca controlar al género humano. El público que se cree con experiencia comienza ensayando una ‘guerra’ de lo que cree conocer o manejar sobre el ‘virus’, pero se equivoca. Corrige, y después de un tiempo se convierte en ‘perito’ o experto y gana billete vendiendo diferentes tipos de esperanza. Esas personas no reciben diploma, pero saben resolver, ‘resistir’, vender. Y ahí está el meollo del asunto. No se sorprenda que empiecen a aparecer compradores extranjeros de los negocios quebrados. Le pasó a Grecia hace muchos años y Soros compró los restos del país.
Con todo lo anterior, la gente siente instintivamente que algo no está bien; pero debido a la naturaleza técnica de esa arma silenciosa, no puede expresar su sentimiento de manera racional, o meterle ‘energía’ al asunto con inteligencia; por lo tanto, no sabe cómo gritar pidiendo ayuda para asociarse con otros y defenderse.
Así, cuando un arma silenciosa es aplicada gradual, rutinaria o legalmente, las personas se ajustan a ‘la nueva normalidad’ de un presidente, dictador o régimen, situación o escenario ‘esperanzador’, porque creen que lo han escogido ‘libremente’, cuando en realidad han sido inducidos por algo anónimo cuyos resultados aleatorios o reconocidos producen malas consecuencias que favorecen a alguien. Y muchos le echan la culpa al ‘mal’, porque no saben de qué se trata el asunto, por lo que se adaptan a su presencia y aprenden a tolerar las repercusiones sobre sus vidas hasta que la presión, psicológica o económica, se vuelve demasiado grande y se hunden, explotan o suicidan.
Porque las armas silenciosas pueden ser de diverso tipo cuya causa es imaginada, desconocida o predicada, atacando la vitalidad, las opciones, la movilidad social o individual. Pero como se trata de una MANIPULACIÓN, en su ignorancia las personas atacan las fuentes propias de su energía social y natural, así como sus fuerzas y debilidades físicas, mentales, emocionales y espirituales. Actualmente, a causa del virus, todos peleamos contra todos.
Cuando esto ocurre, entra en juego un nuevo tipo de búsqueda de soluciones, por lo que sabiamente concluimos en lo que la sabiduría propone: “No hay mal que por bien no venga o dure cien años, ni cuerpo que lo resista.” Entonces buscamos:
- La EXPERIENCIA RELIGIOSA, ESPIRITUAL O FILOSÓFICA y las ideas, creencias, prácticas, cambios, soluciones que proponen para el problema; pero ojo, porque hay que combinarlas con otras soluciones como…
- La EXPERIENCIA LABORAL O PROFESIONAL que nos pone en contacto con lugares, personas, oficios, profesiones, influencias para auto evaluar…
- La EXPERIENCIA DE USUARIO, propia y ajena, de los escenarios anteriores para finalmente desembocar en lo que de verdad nos sirve que es… La EXPERIENCIA PROPIA DE VIDA que es el conocimiento confiable sobre la vida mediante juicios y análisis a posteriori de los acontecimientos que nos ocurrieron o provocamos. Aquellas personas que logran manejar su vida por un largo período aplicando lo ASIMILADO sobre sus propias experiencias y las de personas o situaciones conocidas, se les llaman sabias.
- Y aquí viene lo insustituible de la sabiduría que se diferencia de los ‘consejos’ de expertos, profesionales, peritos, consultores, asesores, etc. Un sabio no te dice cómo, cuándo, cómo, dónde, cómo y para qué hacer tal cosa o la otra que pertenecen al ‘cerebro pensante’. Un sabio te enseña a vivir para que desarrolles o perfecciones algo ya existente en todo ser humano llamado intuición; porque ninguna experiencia de vida es igual a otra y le ocurre a personas que son todas diferentes. Una experiencia, sencillamente, ES ÚNICA, insustituible, al igual que la persona. La experiencia verdadera es como el amor único que consiste en una coherencia de muchas cosas que ‘coinciden’ en un momento porque estaban llamadas a crear algo nuevo para el bien de todos.
Por eso es muy difícil que cualquier candidato sea un buen presidente, ya que la EXPERIENCIA que verdaderamente se necesita para el bien de una nación, no la suministran en Harvard, por lo que toda ‘elección presidencial’ lo que debe enseñarnos es que humildemente debemos buscar ser amos de nosotros mismos sin contárselo a nadie, porque no se puede enseñar. Por lo que un presidente o candidato real, para lo que sea, es el que sabe dar ejemplo de sabiduría sin proponérselo, ya que quien se considere sabio no lo es, porque una de sus características es la humildad, ya que sabe que se ha equivocado muchas veces que es la única manera de aprender y vivir sabiamente la vida de cada quien, no la de los otros. Esa es la ventaja del individualismo (no confundir con egoísmo) que no se adquiere en las mentes colectivizadas por la imaginación febril de una minoría aprovechada que miente, encubre, destruye, o se apropia del trabajo de los siglos. ¡Ojo con los candidatos del 2022 que tendrán esa dimensión desconocida que llamamos vida!