[el nuestro] es un país que podría morir, porque las instituciones liberal-conservadoras que sus líderes y ciudadanos edificaron durante más de 200 años con tantos sacrificios (…) están siendo demolidas (…) fuerzas totalitarias quieren transformar a Colombia en un satélite miserable de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Así arranca la más reciente obra del principal analista e historiador de la permanente intentona del partido comunista colombiano por conquistar el poder. Es verdad que este nunca pudo triunfar, ni electoral ni militarmente, pero a partir del acuerdo de La Habana logró —como afirma Mackenzie— “parcelas del Estado y de la sociedad”.
En efecto, “la negociación con las Farc fue una obra maestra de la revolución palaciega, obtenida por las vías de hecho, que condujo a la capitulación del Estado democrático ante las ambiciones del narco-comunismo”.
El primero y gran libro de Eduardo Mackenzie, Las Farc, fracaso de un terrorismo, en dos tomos que suman 485 páginas (Bogotá: Planeta; 2007), es, sin duda alguna, la mejor y más completa historia del comunismo nacional a través de sus vicisitudes y de su gran herramienta, la más criminal y despiadada guerrilla.
La desgracia mayor de nuestra historia es que la derrota de ese terrorismo —lograda a principios del siglo xxi con un gran costo social y humano—, que auguraba una vigorosa época de progreso nacional, haya sido transformada, en la mesa de negociación habanera, en la demolición institucional que condujo al actual gobierno de transición, y que puede llevarnos al abismo, si dentro de nueve meses el electorado, desorientado por unos medios falaces, políticos corruptos y el dinero inagotable del narcotráfico, se deja llevar por las sirenas de la demagogia promesera y dadivosa.
Formalmente, el libro recopila los artículos de su autor en 2020 y algunos del presente año, escritos para su infatigable blog y para los medios democráticos que los publican, pero en realidad constituye un completo e implícito análisis sobre la teoría y la praxis marxistas actuales en nuestro país, porque Mackenzie trata los asuntos siempre como calificado ensayista. En su trabajo subyace un conocimiento profundo del tema, de la realidad nacional y del contexto global dentro del cual se mueve la bien planificada estrategia que puede acabar con nuestra democracia y con el futuro de todos.
Eduardo, además, escribe muy bien. Todas sus páginas unen amenidad, precisión y observación original, para iluminar al lector sobre el trasfondo aterrador del proceso revolucionario, sigiloso y eficaz, que está socavando día y noche la sociedad colombiana.
Para quienes lo hemos seguido, el repaso de sus escritos permite apreciar mejor la estatura intelectual y moral de este campeón de la democracia, pero a quienes lo descubran gracias a este libro ya no les será posible continuar despreocupados frente al peligro supremo que tantos no quieren ver.