El alarmante crecimiento de crimen viene reabriendo heridas que había sido cauterizada por la democracia. Cuando desde la administración oficial se les brindan caricias ideológicas a los sediciosos, es lógico suponer que vuelvan a sus andanzas. Eso es lo viene ocurriendo con una frecuencia que viene trayendo alarma a la población. La nación entre la conflictividad que supone el regreso abominable del asesinato como expresión torcida de la política. No había que ser un especialista en lo social para entender que en las íntimas fibras de las mismas subyacen aquellos episodios sangrientos que la marcaron para siempre.
Al no poder Gustavo Petro someter al pueblo colombiano viene optando por darle fortaleza a los grupos en armas. Lo que ocurre es que el terrorismo que imprimen a sus acciones terminará por devorarse al gobierno. Los demócratas colombianos deben estar alerta para impedir que la jauría se apodere del gobierno de manera perpetua. Solo unidos podrán evitar la reedición de lo que ocurre en Venezuela. Fortalecer la oportunidad que se abre para las presidenciales del año 2026 es una tarea a construir. Colombia necesita un gobierno de libertad.
@alecambero