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Alexander Cambero                        

En las huestes de la revolución cunde el pánico. Un frío sigiloso comienza a penetrar hasta lo más profundo para llenarlos de un espeluznante miedo. Ese temor que roba horas de sueño viene sometiendo a sus débiles andanzas. Los nervios hechos trizas cuando los días son la proximidad del paciente sin remedio. El domingo 28 de julio es como una condena definitiva en donde este esperpento de la historia absurda rodará como cabeza de estatua. Morderán el polvo de la derrota. Su maldad se devolverá para que reciban su propia pócima. Han derruido la vida nacional hasta conducirnos por derroteros lamentables. Venezuela fue secuestrada por los que hoy reciben el rechazo abrumador de la gente. La realidad actual es la mayor de las condenas de la revolución. El pueblo al que robaron los repudia.    

Por primera vez en mucho tiempo sienten que la derrota electoral es una posibilidad real. Los números que reflejan las encuestas los ubican en una posición que se desliza hasta el cimbronazo electoral. Los equipos nos responden de manera adecuada. Los actos en las distintas entidades han sido un total fracaso. Han invertido una millonada en transporte y pago de activistas que huyen al recibir el dinero. Son jornadas lánguidas en donde se nota una pesadumbre que advierte que la situación es gravísima. La base social del proceso se ha volcado a respaldar a Edmundo González. Su temperamento propiciador de encuentros viene enarbolando las banderas del retorno a la racionalidad democrática, es un elemento esencial para que los ciudadanos hayan encontrado en este meritorio ciudadano a quien encarne el cambio necesario. La presencia del tsunami María Corina Machado es una daga en el corazón de una administración carcomida hasta los huesos. Su indiscutible liderazgo es la efervescencia de un pueblo irreductible que anhela poder volver a tener libertad. Las manifestaciones son de una grandiosidad nunca antes vista. Los pueblos se desbordan como ríos llaneros, los obstáculos son rebasados por la fuerza huracanada de una mujer con los bríos del relámpago. Nada la detuvo en el objetivo de lograr la más clamorosa de las victorias.

El tufillo maloliente revolucionario hace que actúen desde el mundo de la precariedad primitiva. Cierran vías buscando impedir que María Corina Machado pueda llegar a los sitios. Colocan dispositivos para que pinchen las llantas. Cortan árboles, como respondiendo al libreto escrito por la iracundia. Sabotean la electricidad para que no se escuche el discurso de quien está en el corazón de la gente. Son acciones criminales que no hablan de que estamos bajo una tiranía sin límites. Una reiterada violación de los derechos constitucionales. Es algo tan patético que solo demuestra la profunda turbación que no pueden controlar ni siquiera con fármacos. Con los nervios destrozados promueven la violencia que desean para quitarse su careta. Siguen provocando un choque que les sirva de excusa para expeler su arsenal de arbitrariedades al margen de la ley. Es cierto que lo hacen desde hace tiempo. Sin embargo, lo que viene será más complicado. 

Estos días serán los más tenebrosos. El desespero oficial hará ejercicio de las peores aberraciones. El antídoto contra todo ello es mantener la coherencia. Unidos graníticamente para lograr el objetivo. Serenidad ante cada zarpazo, siempre con el respaldo de un pueblo mayoritario. Actuando con firmeza y equilibrio en el entendido de que la victoria es nuestra. Cada uno actuando en su frente de lucha.

@alecambero

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