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El Colombiano (Editorial)

El alcalde Daniel Quintero insiste en cambiar a los contratistas del proyecto Hidroituango utilizando artimañas, y lo hará en contra de las recomendaciones técnicas y de lo que sugieren distintos sectores, incluso aliados suyos.

Cuenta la historia que Joseph Goebbels montó una máquina de propaganda de tal magnitud que, cuando ya la guerra se acercaba a su fin, porque la derrota del ejército alemán era inminente, él seguía haciendo creer a la gente, a través de mensajes en la radio, que la victoria nazi aún era posible.

El fenómeno de la propaganda se repite, en mayor o menor grado, en las diferentes sociedades, sobre todo si quienes llegan a gobernar tienen inclinaciones populistas. Cambian los nombres, el contexto histórico y los medios, pero el modus operandi es el mismo. La fórmula es sencilla: se elige un problema y se simplifica hasta lo más elemental, se divide el mundo entre buenos y malos alrededor de ese problema y el demagogo se encarga de mostrarse como el salvador.

Ahí se tiene ya el relato (o “narrativa” que llaman ahora) para repetir en cada oportunidad que se presente sin importar si se trata de una mentira o no. Porque la máxima atribuida a Goebbels dice que una mentira repetida muchas veces se vuelve una “verdad”.

El alcalde de Medellín Daniel Quintero está siguiendo la cartilla Goebbels al pie de la letra. En todos sus mensajes, para referirse a Hidroituango utiliza la palabra corruptos o corrupción. Su “narrativa” es que existen unos contratistas malos, ricos y corruptos, a los que hay que sacar. Y que él es quien va a defender a la ciudad de esos malvados.

Lo dice -y lo repite- sin importarle que en el caso Hidroituango no se ha demostrado nada de corrupción. Por el contrario, todos los equipos expertos en investigación, el de la Contraloría, el de las aseguradoras y los informes que se han conocido, lo único que confirman es que se trató de un accidente.

Pero él se aferra a esa arenga, a veces con desespero, porque la propaganda en contra de Hidroituango le sirvió para hacerse elegir primero alcalde y ahora para sobreaguar en las encuestas a pesar de los pobres resultados de su gestión en sectores claves como movilidad, basuras y bomberos, entre otros.

Ahora vuelve y utiliza la palabra mágica –corrupción- para iniciar el proceso de cambio de los contratistas en Hidroituango. No ha habido poder humano que lo haga entender que es un embeleco peligroso para el proyecto, las finanzas de EPM, la seguridad energética del país, Medellín y Antioquia, para usted que está leyendo estás líneas, para quien las escribe y hasta para el alcalde y su familia... pero nada de eso parece importarle.

No en vano distintos sectores se han pronunciado de manera vehemente en contra de lo que el alcalde Quintero está haciendo. Entre estos, los rectores de las universidades, el presidente de la República, el gobernador de Antioquia, gremios de la construcción y de la industria, e incluso 16 senadores y representantes de la bancada de Antioquia en el Congreso. Hasta aliados políticos afines al alcalde Quintero como el presidente del Congreso Juan Diego Gómez y Nicolás Pérez, el sobrino de Luis Pérez, han manifestado su desacuerdo. Es decir, ni sus amigos lo acompañan en esta obsesión.

El dueño del proyecto Hidroituango (la Sociedad Hidroituango) tuvo que salir a advertir que si algo malo ocurre la culpa será de EPM, que es la responsable de construir el proyecto y de la cual Quintero es hoy presidente de la Junta Directiva. Y lo advirtió así en una dura carta en la cual destaca que EPM no ha dado “respuestas concretas” y que “falta información sobre los riesgos, impactos y estrategias de mitigación ante el cambio de contratista de obras principales, así como de los sobrecostos que le generaría ello al proyecto”.

El nivel de improvisación que están mostrando en el manejo de Hidroituango puede conducir a una catástrofe. Es altamente probable que el alcalde, el gerente Jorge Carrillo y los eventuales nuevos contratistas del proyecto Hidroituango queden empapelados por muchos años en los entes de control.

¿Cuál es el afán del Alcalde en cambiar a los contratistas? sigue siendo la pregunta fundamental.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 02 de noviembre de 2021.

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