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Alfonso Monsalve Solórzano

La última encuesta Invamer señala que Petro ha descendido en su favorabilidad al 25%. La campaña comienza a mostrar los efectos de su errática estrategia de promover el odio y la confrontación. La gente que lo ha seguido comienza a entender que esa no es la salida para el país. No quieren vivir el terrorismo de Arauca o el acontecido ayer en Cali. Tampoco, ser como Venezuela. En efecto, los colombianos no desean que todos sean iguales en pasar hambre, en depender de una bolsa de comida a cambio de la fidelidad a un régimen, ni sufrir el atroz yugo de una dictadura cuya violencia se anticipó en el pasado paro a manos de los extremistas.

Pero todavía queda un largo recorrido y hay varios escenarios La política desde el 11 de enero, comienzo del real año político en el país, se hará, básicamente, desde las coaliciones. Incluso Rodolfo Hernández, el candidato de 77 años, sabe muy en el fondo, que solo no llegará a la segunda vuelta. Y eso que lleva un largo tiempo en campaña y podría haber acariciado la idea de que aguantaría el tramo que sigue. Es que la realidad es tozuda.

Quien no esté en una coalición, no tiene chance de ir a la segunda vuelta. Todos los postulados saben eso. Son conscientes de que necesitan alianzas, pero cada uno busca que los demás trabajen para él., cada uno piensa que la alianza sólo es posible si es él quien va a ganar la respectiva consulta el 13 de marzo.

En el caso de la coalición Colombia Humana, Petro se aseguró de estar rodeado de enanos políticos, a los cuales, incluso se ha dado el lujo de menospreciar, como ha hecho con Francia Márquez y un par de feministas. Ahora bien, con el apoyo que tiene hoy, aunque disminuyendo, todavía puede ganar su cupo a la segunda vuelta.

Los de la Coalición de la Esperanza, tienen en Fajardo su mejor carta, pero hace rato que está perdiendo favorabilidad. No obstante, ese sector puede sacar un buen número de votos y optar a la segunda ronda.

En el Equipo por Colombia hay candidatos como Alejandro Char y Federico Gutiérrez, que tienen votos. El precandidato David Barguil, tendría algún apoyo en el partido Conservador y Peñalosa contaría con algunos votos en Bogotá, pero ninguno de los dos tiene un caudal electoral como los dos primeros. Y Dilian Francisca Toro, directora del Partido de la U, no ha decido su candidatura, pero tiene maquinaria y votos, que son importantes a la hora de sumar. Juan Carlos Echeverri no tendría caudal electoral significativo.

Cambio Radical, si llegase a lanzar a Germán Vargas Lleras, se fracturaría porque Char es un gran elector en la costa y tiene posibilidades de ganar la consulta.

El partido Liberal se ha quedado sin candidato y, probablemente terminará por fracturase entre quienes apoyan a Petro (como Luís Pérez), los que apoyan a Alejandro Gaviria (jamás a Fajardo), los que apoyarán al que gane de esa coalición y los que votarían por el Equipo por Colombia o por Oscar Iván Zuluaga, que los hay, y muchos.

Este es, precisamente, la gran incógnita. Desde mi punto de vista, el Centro Democrático se demoró en la selección de su candidato. Cuando Zuluaga fue proclamado, ya la coalición que le era relativamente afín, el Equipo por Colombia, se había conformado, y hay allí personas postuladas que consideran que no debe ser admitido porque correrían el riesgo de que Zuluaga gane la consulta y tendrían que aplazar o renunciar para siempre a sus aspiraciones. La trayectoria de alguno de ellos ha ido en ese sentido. La alcaldía de Medellín se perdió porque el alcalde de entonces, hoy precandidato, insistió con un nombre que no tenía posibilidades de ganar, manteniendo la expectativa hasta el final. El resultado fue que Quintero ganó.

El punto es que Zuluaga, si quiere estar vigente en la campaña y tener oportunidades, debe estar en una coalición. Estar en una implica aparecer en los debates y en los medios. El año pasado la discusión se dio en torno a estas y el candidato del Centro Democrático pasó inadvertido para el grueso de la opinión; también le serviría para obtener recursos de la reposición.

Lo natural sería que lo recibieran en el Equipo por Colombia; pero como dije, algunos no lo quieren allí, a pesar de que sería un refuerzo formidable que le daría a esa alianza la posibilidad de pasar a la segunda vuelta, porque el Centro Democrático solo, podría representar más de dos millones de votos. Sin él no pasan a la segunda ronda, con él, sí, pero las ambiciones personales de los otros, como dije, podrían sufrir un revés. Ese es el dilema que tienen. Ahora bien, la gente tiene derecho a equivocarse y rectificar, Federico Gutiérrez tiene esa gran oportunidad histórica.

Pero tienen un problema adicional: ya el director del Partido Conservador, Omar Yepes, le pidió a Zuluaga que se una al Equipo. Si no lo admiten, un sector conservador, o el partido entero, entraría en contradicción con los otros grupos, lo que sería un rudo golpe para sus aspiraciones, pues esa colectividad podría retirarse de la coalición.

Zuluaga, sabe esto y con el músculo electoral que podría tener, si no lo admiten, quizá opte por organizar su propia coalición, tal vez con cristianos, conservadores y ciertos grupos políticos de origen conservador. Tendría alguna opción de pasar a la segunda vuelta. Pero lo inteligente es que Char, Gutiérrez y compañía, se unan a él, si quieren en esa coalición acceder al poder.

Publicado en Columnistas Nacionales

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