Otras opiniones
Felipe Zuleta Lleras
No existe la menor posibilidad de que algunas de las propuestas de Petro no sean inviables y peligrosamente populistas. La última, demencial, es la de proponer un tren que vaya desde Buenaventura hasta Barranquilla. Como alcalde no fue capaz de construir ni un milímetro del metro, menos podrá construir este tren que solo cabe en su mente delirante.
Thierry Ways
Putin tiene la culpa de que la invasión a Ucrania esté desatando un inmerecido prejuicio antirruso.
Carlos A. Montaner
Es la “mundialización”. A la interconexión del planeta le han visto otra vez las entrañas. En esta oportunidad fue el asunto de las sanciones a Moscú durante la invasión rusa a Ucrania, y en las consecuencias venezolanas de esa espantosa operación militar.
Mauricio Botero C.
Vladimir Putin es un megalómano cuya desbordada autoestima y delirio de poder lo llevó a adelantar la brutal invasión a Ucrania. Años luz de ser este operativo militar “genial”, como la catalogó Donald Trump, dicha invasión ha sido un fracaso rotundo para Putin, quien no contaba con dos factores: el primero es el admirable coraje y tesón con que los ucranianos han defendido su patria. Lejos de salir corriendo, estos valerosos les han dejado saber a los rusos que, en vez de verles la espalda, les tendrán que ver las caras.
Daniel Mera Villamizar
"Si la política da para gastar tanto y enriquecerse, que a mí el gobierno me regale una cosa y la otra".
Alfonso Monsalve Solórzano
Lo de las elecciones en Colombia, es sencillo, pero dramático. No se trata de que gane o la izquierda o la derecha democráticas, sino de si Colombia conserva su libertad, su pluralismo, su economía de mercado y su ruta hacia el progreso, o si se convierte en un país en manos de grupos legales e ilegales que quieren destruir su democracia y convertir a país en un estado narcotraficante; igualar por lo bajo, conduciendo a los colombianos a la miseria, dependientes de una bolsa de mercado que se entregará a cambio de la fidelidad al tirano y su grupo; y una cantidad infinita de compatriotas huyendo del país a través de la frontera sur o hacia el norte, por Urabá o en embarcaciones frágiles, para trabajar en las condiciones que sean, para enviar a su familia un dinero que alimentará las arcas del régimen. Es lo que pasa en Venezuela desde hace más de veinte años, en Cuba desde hace más de 60 y en Nicaragua, en la que Ortega ya va en su quinto gobierno.