Otras opiniones
Carlos A. Montaner
Es como el “cuento de la buena pipa”. Una pesadilla circular.
Daniel Mera Villamizar
Concebir la "historia familiar" como privilegio de clase perjudica las competencias socioemocionales en la educación.
Pedro Aja Castaño
El título de este escrito me fue inspirado por la entrevista que Vicky Dávila, Directora de la Revista Semana, le hizo al empresario colombiano Luis Carlos Sarmiento Angulo, considerado el hombre más rico de Colombia, en un escenario difícil, que no es lo mismo que crear riqueza digamos, en EE.UU., tierra de oportunidades que generan trabajo. ¿Por qué una parábola empresarial? Porque a LCSA le gusta crear empresas que generan empleos que les abren caminos a personas; y el dinero es un medio para ello. Pero adoptemos la metodología de la parábola.
El Colombiano (Editorial)
Un capítulo del que poco se ha hablado en el balance de los cinco años de la firma de la Paz: los exguerrilleros deben dejar la ambigüedad, admitir su papel como victimarios, y comprometerse seriamente con la verdad, la justicia y la reparación.
Mario González
El abundante despliegue mediático que acompañó al denominado cónclave no alcanzó a ocultar el humo gris oscuro con el que se anunció su pobre resultado. Los acuerdos no respondieron a las expectativas que los medios de comunicación habían creado y presentado como el renacer de una esperanza que no hallaba sendero cierto ni objetivos claros. En doce horas de intensas discusiones únicamente lograron convenir en dos decisiones: recibir a Alejandro Gaviria, pero sin contar tras bambalinas con el apoyo del partido liberal; y acuñar su nueva denominación, coalición Centro Esperanza. Poca sustancia para quienes aspiran a transfigurarse en personeros únicos e insustituibles del cambio que demandan las instituciones y al que aspira el país.
Jorge Echeverri
El Comité Nacional de Paro, con aborígenes incluidos, ese advenedizo y novedoso grupo de presión política de clara vocación petrista y nueva versión de la Internacional Comunista que tenía por sede Moscú, debe estar razonablemente nervioso por estos días. No porque la situación social del país haya empeorado, sino por todo lo contrario: porque no le convienen a su élite directiva y oligarca los signos económicos y sociales que se están produciendo al cierre del año, en la etapa final del gobierno Iván Duque, al que no pudieron derrocar.