Cuando Petro necesitó el guiño de Santos en la recta final de las presidenciales de 2022, Santos se lo dio. Es decir, Santos también es responsable político de lo que pasa en Colombia con este Gobierno.
Además, sus principales alfiles, están en el Gobierno Petro: Alfonso Prada, Guillermo Rivera, Armando Benedetti, Luis Gilberto Murillo, Juan Fernando Cristo y Roy Barreras. Coincidencia o no, toda la batería santista hoy es petrista.
Por lo demás, Petro no sería presidente si Santos no hubiera negociado con la Farc, como lo hizo. Esta negociación que perdió en el plebiscito, a la que una mayoría de colombianos dijo no, fue la que se impuso.
Entonces, se cambiaron los valores y los terroristas pasaron a ser adalides de la moral. Lo malo se volvió bueno. Lo bueno, malo. Hasta hoy, ningún excomandante ha pagado por sus crímenes de lesa humanidad, tampoco hubo reparación a las víctimas, ni verdad, y el crecimiento de las disidencias demuestra que centenares o miles de firmantes no atendieron el llamado a la no repetición. Volvieron a las armas.
Santos es hábil y maquiavélico. Se desmarca en público y “articula” en privado. Y siempre actúa esperando ganar. Un político en el que no se puede confiar. Si tiene que traicionar, traiciona, si se tiene que aliar, se alía. Si se tiene que distanciar, se distancia. Si tiene que negar a alguien, lo niega. Santos es Santos.
* Publicado en su cuenta de X (@VickyDavilaH) en julio 8 de 2024. El título es de Debate.