Tenía que llegar.
Consecuencia natural de todas esas equívocas políticas y decisiones, era inminente una brutal caída en los ingresos del Estado, por encima del 20% consolidado y sin terminar aún de contar.
Según el Banco de la República, el faltante actual es de $ 60 billones y el gobierno habla de un recorte inmediato de $ 20 billones, como abrebocas para empezar a administrar la durísima crisis.
Y eso naturalmente obliga unos recortes muy drásticos al presupuesto de gastos e inversiones, que van a frenar totalmente el crecimiento de la economía, y la suspensión y el aplazamiento de muchos proyectos de infraestructura, críticos para el país.
¡Queda el país parado en sus inversiones!
El otro camino es casi inviable y supone mantener el presupuesto actual y reemplazar los ingresos faltantes, con un fuerte endeudamiento adicional que agrava más la situación de la economía colombiana.
La satanización y el marchitamiento a la industria petrolera, al carbón y al gas, ha obligado el cierre y la partida de varias empresas multinacionales dedicadas a esos frentes y naturalmente la caída en la producción y exportación de hidrocarburos y minerales.
Hasta un nińo tenía claro que esas equivocadas y dogmáticas decisiones sobre el sector más poderoso de la economía colombiana, que le generaba al Estado cerca del 35% de sus ingresos, tendrían graves consecuencias.
Ahí tenemos al frente, un Estado colombiano con un presupuesto desfinanciado en un 30%.
Pero la fiesta no termina allí.
¡Apenas empieza!
La destrucción total del sistema de salud, la intervención politiquera e inservible de unas EPS, y el anuncio del retiro del negocio de otras como Compensar y la poderosa Sura, traerán consigo, no solo decenas de miles de muertos, sino una avalancha de reestructuraciones, liquidaciones y quiebras de más de 400 empresas en la cadena de la salud.
Y decenas de miles de empleados, perderán sus puestos.
Pero tenemos ya 4.500 empresas metidas en estos procesos concordatarios, que no son otra cosa que una cesación de todos sus pagos por tiempo indefinido y en busca de arreglos en el largo plazo.
Está “espiral descendente “ que llaman los economistas adquiere cada día más velocidad y hace cada día más daños.
Las carteras comerciales y de los bancos se han deteriorado de una manera muy acelerada y mi pronóstico es que su deterioro va a llevar al sistema financiero a una crisis muy aguda.
El apretón entonces llega por todos los frentes.
La caída en las ventas de vivienda es descomunal y se aproxima al 70%.
Por el mismo camino anda la venta de vehículos y el comercio en general.
Cierres de locales, desempleo, pobreza y delincuencia, están en ebullición.
Y el gobierno, un desentendido y al contrario, gestor y responsable de esta catastrófica situación.
Hoy Petro arrinconado por las consecuencias de sus malas decisiones.
¡Intoxicado con su propia receta!
Sobremesa 1
La designación del señor Luis Carlos Reyes en la dirección de la DIAN, fue otro de los errores de Petro.
Lo apodaron “ Mr Taxes “, por sus payasadas y amenazas que no produjeron más que caos, desorden, inestabilidad y caída drástica en los ingresos del Estado.
Una buena parte también causada por la mala gestión de ese incompetente e ineficaz funcionario.
Otra consecuencia grave de la impronta Petro, de rodearse de incompetentes!
Sobremesa 2
Tiene la culpa de la caída de más de $ 5 billones, en los ingresos del presupuesto, la inconstitucional medida del ex ministro José Antonio Ocampo de la no deducibilidad de las regalías.
Un atropello a las empresas extractivas que pagan esas regalías.
Un lambetazo a Petro que después lo echó como a un perro.
Medida abusiva e inconstitucional que en buena hora la Corte tumbó.
Sobremesa 3
¡Un país donde el sector privado no invierte y el gobierno tampoco, está frito!
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