La independencia de Colombia de España se concretó después de la batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819, cuando Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, Anzoátegui, Soublette, José María Córdoba, Rondón, derrotaron al grueso del ejército español comandado por José María Barreiro, que ya venía derrotado en la gran y decisiva batalla del Pantano de Vargas del 24 y 25 de junio del mismo año.
La consecuencia de esos gloriosos hechos fue la llegada a la capital del Virreinato de la Nueva Granada, el comenzar a gobernar, y la citación en Cúcuta, frontera con Venezuela, para hacer la Norma de normas, la Constitución Política que crea la Gran Colombia, la unión de Venezuela con la Nueva Granada, por lo que debe decirse que de esa Constitución nace la realidad jurídica de Colombia y sus principales conceptos, dado que las anteriores declaraciones, constituciones o cartas, fueron pisoteados por la Reconquista Española liderada por Pablo Morillo.
Desde Cúcuta, el 25 de septiembre de 1821, Colombia se ha mantenido y se mantendrá como Estado Independiente y Soberano. Entonces es en la Constitución de Cúcuta de donde debemos extraer la palabra pueblo.
“En el nombre de Dios, autor y legislador del universo, nos, los representantes de los pueblos de Colombia, reunidos en Congreso General…” comienza afirmando la Constitución de Cúcuta. Y en el artículo 10: “El pueblo no ejercerá por sí mismo otras atribuciones de la soberanía que la de las elecciones primarias; ni depositará el ejercicio de ella en unas solas manos.”
Cuenta Jaime Duarte French, en su libro Poder y Política, que cuando Simón Bolívar entró a Bogotá, después de la Batalla de Boyacá, el 10 de agosto de 1810, fue recibido por José Tiburcio Echavarría, quien fue designado por los padres de familia, profesionales, religiosos y comerciantes en la Sala del Cabildo de la ciudad, y que el señor Echavarría se dirigió a Bolívar como “Gobernador Político de la Provincia de Cundinamarca, Capital de las de la Nueva Granada, considerando: que por un efecto de la más rigurosa obligación es de justicia manifestarse el reconocimiento con que éste pueblo, y los otros que acaban de recibir su libertad de manos del primer Jefe de la República, deben inmortalizar su memoria con demostraciones que acrediten la gratitud que los anima” (Jaime Duarte French; Poder y Política. Colombia 1810-1827; Carlos Valencia Editores; Bogotá; 1980; Pag. 10)
Nuestra Constitución de 1991 dice en el Preámbulo: “El Pueblo de Colombia, en ejercicio de su poder soberano representado por sus delegatarios a la Asamblea Nacional Constituyente, invocando la protección de Dios, y con el fin de fortalecer la unidad de la Nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social justo, y comprometido a impulsar la integración de la comunidad latinoamericana, decreta, sanciona y promulga la siguiente CONSTITUCION POLITICA DE COLOMBIA”
El artículo 3 de la Constitución aclara que el concepto de la soberanía descansa es en el pueblo: “ARTICULO 3. La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público. El pueblo la ejerce en forma directa o por medio de sus representantes, en los términos que la Constitución establece.”
Aclarado que el concepto del pueblo es común a todos y no a unos pocos, o a unos grupos especiales, nos remitimos al artículo 37 de la Constitución, que permite al pueblo manifestarse en las calles como un derecho suyo, siempre y cuando se haga pacíficamente:
“Toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente. Sólo la ley podrá establecer de manera expresa los casos en los cuales se podrá limitar el ejercicio de este derecho”
Eso fue lo que hizo el pueblo de Colombia el 6 M. El pasado 6 de marzo del 2024, el pueblo, pacíficamente, sin liderazgos, sin apremios, sin almuerzos, sin dádivas, sin transporte, sin enfrentamientos con las autoridades, sin dañar los bienes públicos ni de uso público, se reunió en las principales ciudades del País y se manifestó pública y pacíficamente, gritándole a usted, Presidente Petro, que el Pueblo no lo quiere, que no quiere sus reformas, que quiere que el Congreso le haga el juicio político por su financiación ilegal de su campaña a la presidencia.
Es una evidencia, una prueba contundente, que fue el pueblo, no la oligarquía, como usted lo está afirmando, los trabajadores, los jubilados, las amas de casa, los jóvenes, los empleados, los independientes, los comerciantes, los industriales, los académicos, los estudiantes, las mujeres especialmente, los religiosos, los de la tercera edad, salimos a la calle, porque la Calle es nuestra, y no suya, y le gritamos: ¡No Más!. Fuímos a la calle porque “Nos dio la Gana”.
No son suyas las calles, Presidente Petro, son del verdadero Pueblo de Colombia. Con sus alocuciones, tratando de ocultar el sol con las manos, está demostrando que no es un demócrata, que es un tirano, que hace parte de la Mano Negra que tiene sumida en el caos a la hermana República de Venezuela.
El Pueblo de Colombia está ahí, atento a defender su Democracia. No insulte al Pueblo, no se enfrente al Pueblo, no enfurezca al Pueblo. ¡Vox Populi, Vox Dei!
https://alponiente.com/, Bogotá, 09 de marzo de 2024.