Hoy afirma sin ningún reato, “¡les pagaremos un millón mensual, para que dejen de matar!”
¿Como entender eso?
¿Comprar los delincuentes?
¿Es esa una nueva teoría, o un degenerado estado de convivencia y tolerancia con los delincuentes?
La verdad, esta última afirmación de Gustavo Petro, tiene aterrada a la sociedad colombiana.
Jamás en Estado alguno del planeta, se les ha pagado a los asesinos para que no asesinen.
La delincuencia, jamás antes se había comprado en ningún país de la tierra.
Hasta Petro.
Aberraciones cómo está, con casi un año de gobierno, lo que muestran es que oposición y gobierno, tienen hoy los roles trocados.
Petro y sus aliados, no tienen idea de gobernar.
Y los partidos tradicionales, tampoco estaban preparados para hacer oposición a una izquierda de esas proporciones.
Por ahí está buena el desajuste que estamos viviendo y que tiene a Colombia en zozobra.
Petro va a completar un año de mandato y no ha logrado nada de lo que propuso en su plan de gobierno.
Pero si ha hecho daños por donde pasa.
Y ha quedado muy mal el país, con sus intervenciones en el exterior.
Los únicos cambios visibles son una inflación desbordada y una inseguridad rampante por todos los rincones de la patria.
Petro, al igual que en la Alcaldía de Bogotá, lo ha hecho muy mal y nada avisora que cambie.
Al contrario, su perdida credibilidad en el Congreso, y su pérdida de apoyo popular en las calles, lo están radicalizando más en sus posiciones.
La sociedad civil, los gremios de la producción, y los partidos políticos tradicionales, también están desempeñando un papel que nunca antes habían vivido.
Apenas se organiza una oposición fuerte, después de muchas flojas y erráticas reacciones.
Pero aún, este lado de la sociedad y del país, no tiene idea de para donde va Petro, y para donde el país.
Esa circunstancia tiene frenados todos los emprendimientos, las nuevas inversiones, las adquisiciones, fusiones y en general, la dinámica empresarial.
A todos nos está yendo muy mal.
A Petro en el gobierno, a los partidos tradicionales en la oposición, y a la sociedad civil, en medio del sanduche.
Están pues los roles trocados.
El futuro de los gobiernos de izquierda que se tomaron el Cono Sur será muy efímero, justamente por qué no saben gobernar.
En las próximas elecciones de octubre se avizora una fuerte derrota de los partidos tradicionales a Petro y sus aliados.
Le van a arrebatar las Alcaldías de Bogotá, Medellín y Cali, que fueron la fortaleza de Petro en 2022.
Pero, aun así, ni Petro sabe para donde va su gobierno, ni los partidos tradicionales, hasta donde llegará su línea de oposición.
Es muy complicado pues el panorama del país, y nadie se atreve a pronosticar el futuro.
¡Por qué los roles están trocados!
¡Y los encargados de ejecutarlos, no saben cómo hacerlo!
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