Petro no podrá cumplir con sus propuestas ni atajar el pánico económico. No tiene política de seguridad y su propuesta de “paz total” pavimenta el camino hacia la impunidad. Pronto el entusiasmo que despertó en sus bases desaparecerá y sin ni siquiera haberse posesionado, varios de los temores de quienes no votamos por él se están haciendo realidad.
A tan solo unos días de haber sido elegido, Petro logró armar una mayoría en el Congreso incluyendo partidos que históricamente criticó y con los que evidentemente no comparte la misma visión. Estas componendas decepcionaron a sus bases petristas más radicales, pero también defraudaron a quienes esperaban un Congreso independiente del ejecutivo. Rápidamente nos quedamos solos en la oposición y como únicos representantes de los 10 millones y medio de personas que no votamos por Petro.
Haremos una oposición democrática e inteligente, en el marco del estado de derecho y la legalidad. Muy diferente a la oposición con vías de hecho, bloqueos o violencia que ejercieron en contra del gobierno saliente. Estaremos listos para apoyar lo que convenga a los colombianos sin esperar nada a cambio, pero nos opondremos a lo que los perjudique. Nuestra oposición no es personal ni con base en odios, será fundamentada en hechos.
Si bien el presidente electo está a punto de posesionarse, ya se evidencia el tono de su gobierno. A pesar de la Paz Política que ha logrado convocar, no dudo que la luna de miel pronto acabará. Las peleas ideológicas entre las diferentes facciones dentro del gobierno, la incoherencia de los acuerdos políticos y la rapiña por la burocracia y mermelada, más temprano que tarde desintegrarán la aplanadora en el Congreso. Eso llevará a la radicalización gradual de Petro y sus antiguos aliados creando un clima de confrontación y persecución.
A esto se suma la incertidumbre y consecuencias que ya se ven como resultado de los anuncios del presidente electo y de los funcionarios designados durante estos meses.
Producto de la especulación sobre la reforma tributaria, la intención de prohibir el fracking y no continuar con los contratos de exploración y producción de gas y petróleo, la propuesta de compra de tierras improductivas y el cambio de reglas de juego, los colombianos hoy somos más pobres. Ecopetrol perdió el 20% de su valor, el peso se devaluó drásticamente y se desató una fuga de capitales.
Así mismo, la designación del nuevo director de la Agencia para la Restitución de Tierras, por ejemplo, ha desatado una invasión de tierras en el Cauca y en algunos otros departamentos. El discurso de Petro y sus aliados han empoderado a algunas organizaciones indígenas para apropiarse de tierras a la fuerza. Parece mentira, pero nuevamente tendremos que defender la propiedad privada del socialismo trasnochado del siglo XIX.
Por ultimo, este nuevo gobierno insiste en ofrecer beneficios a los narcotraficantes, indultar a la Primera Línea y crear la guardia campesina, propuesta del partido de las FARC, que se asimila a una organización paramilitar. Si bien estamos de acuerdo con el sometimiento y desmovilizaciones colectivas como lo contempla la Ley de Orden Público, preocupa que con el pretexto de la “paz total” se imponga nuevamente la impunidad que profundizará, una vez más, la violencia en Colombia. Como ejemplo, la manera cruel en que han asesinado policías con el plan pistola durante estos meses.
Espero equivocarme por el bien del país, pero los episodios de estos días parecen ser el preámbulo del gobierno que nos espera. El derroche de dinero en la posesión, el desplante a más de 500 alcaldes, y el afán por pupitrear las reformas, entre otras, que pretenden acabar con el sistema de salud o el sector productivo, pronto desvanecerán el entusiasmo por el supuesto cambio por la angustiosa desesperanza de la que hemos sido testigos en los países vecinos.
https://www.noticiasrcn.com/, Bogotá, 06 de agosto de 2022.