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Daniela Mercado Mendoza*

El Gobierno anunció un aumento en el precio de la gasolina que se dará de forma sostenida en los próximos meses. Y no, no es por la inflación o por negligencia. Es una medida que debía tomarse cuanto antes y que le quitará carga fiscal a la administración entrante. Les explico:

Para que a los colombianos no nos golpee el bolsillo las variaciones del valor internacional del petróleo cada vez que tanqueamos el carro, se creó algo que se llama Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles. Este Fondo tiene como función atenuar en el mercado interno el impacto de las fluctuaciones de los precios de los combustibles. Así, cuando los precios suben a nivel internacional, nosotros ni lo sentimos. Una buena idea ¿no? Y más aún cuando la idea era que el Fondo se sostuviera solo, pues ahorraría dinero cuando los precios internacionales estuvieran bajos y subsidiaría el precio del combustible a los colombianos cuando los precios estuvieran altos. En otras palabras, nos amortizaría la diferencia de precios para no terminar pagando un galón caro.

Y aquí dos datos interesantes: Gracias al Fondo, el alza en el precio del petróleo causado por la guerra Rusia - Ucrania, no nos ha afectado. De hecho, en la actualidad, somos el país con el precio por litro de gasolina más bajo por dólar en Latinoamérica, después de Venezuela, Bolivia y Haití. Lo malo es que este Fondo ha tendido a ser deficitario. Subsidia más de lo que ahorra, y el dinero faltante debe tomarse del Presupuesto Nacional, lo que nos está costando la bella suma de $14 billones por año (cifra cercana a la de la reforma tributaria de Carrasquilla).

Para reducir el déficit del Fondo, la decisión más sensata es aumentar el precio de la gasolina e ir liberando de a poco esa carga fiscal. ¿Pero por qué no se había hecho antes? Pues sin el Fondo, el precio de la gasolina sería $3.500 más caro y el del diésel $4.200.  Esto traería problemas graves a la recuperación económica y a la inflación, pues aumentarían los precios de la cadena de suministro de alimentos, transporte, entre otros. Pero a pesar de las consecuencias, el aumento del precio en los combustibles es una decisión que no da espera.

Por eso, el Gobierno ha tomado la decisión de que a partir de junio habrá incrementos mensuales de $200 y $250 pesos hasta agosto. Desde septiembre, el aumento será gradual de $400 pesos al mes.

De aquí también la importancia de que la administración entrante, deba definir El ritmo de los ajustes para ir liberándose de esa carga fiscal. Una decisión impopular, pero necesaria.

* Publicado en su cuenta de Twitter (@danielamercadom) el 3 de julio de 2022.

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