Según los resultados de las más recientes encuestas, todo parece indicar que habrá ballotage entre Gustavo Petro, candidato de la extrema izquierda, y Federico Gutiérrez, candidato de centro derecha. En las encuestas también muestran una intención de voto significativa el ingeniero Rodolfo Hernández, acaudalado constructor que ha recogido la bandera del populismo anticorrupción, y el matemático Sergio Fajardo quien, después de hacer política durante más de 20 años con el discurso del antipolítico, ve casi agotada su relevancia electoral. Los otros cuatro candidatos apenas alcanzan entre todos el 2% de la intención de voto. Todavía son muchos los indecisos, de acuerdo con los más recientes sondeos de las principales firmas encuestadoras.
Gustavo Francisco Petro Urrego, ex -guerrillero del M – 19, participa por tercera vez en una elección presidencial. Lo hizo por primera vez en 2010, alcanzando el 9% de la votación, y nuevamente en 2018, año en el cual obtuvo el 25% en la primera vuelta y fue derrotado en la segunda por el actual presidente de Colombia, Iván Duque. Petro fue alcalde de Bogotá entre 2012 y 2015 y actualmente es senador.
Federico Andrés Gutiérrez Zuluaga, ex – alcalde de Medellín entre 2016 y 2019, disputó la candidatura con una veintena de aspirantes del centro derecha que llegó a la contienda electoral extremamente atomizado. Esa es, probablemente, la principal causa de que la candidatura de Gutiérrez no haya alcanzado a consolidarse totalmente entre la mayoría de los votantes colombianos que definitivamente no son de izquierda. En contraste, la extrema izquierda se unificó alrededor de Petro desde las elecciones legislativas del 13 de marzo en las que logró una gran votación que le permitió obtener 20 de las 100 curules del Senado.
Como lo expresa claramente en su autobiografía, Una vida, muchas vidas, publicada en octubre de 2021, Petro es un marxista-leninista integral, totalmente convencido del objetivo comunista de suprimir el capital y reducir el consumo de la gente a nivel de la subsistencia, lo que no puede hacerse sin acabar con la propiedad, el mercado y las libertades políticas. Todas sus propuestas están enderezadas a ese objetivo.
Petro propone la emisión monetaria masiva hasta destruir completamente la moneda despojándola de todo poder adquisitivo, como lo hizo Lenin en Rusia, como lo hizo Castro en Cuba, como lo hizo Chávez en Venezuela. La destrucción de la moneda nacional se acompaña de la prohibición absoluta para la mayoría de la población del acceso a otras monedas. Despojada de moneda, la gente queda a merced de la tiranía que manu militari decide dónde puedes vivir, a dónde puedes ir o lo que puedes comer. Petro propone robar el alimento de los pobres provocando escasez y desabastecimiento mediante el control de los arriendos, los precios y los salarios y elevando los aranceles para que la importación de bienes y servicios solo esté al alcance la oligarquía corrupta que mediante el control de cambios monopoliza el acceso a las divisas.
Es falso que el socialismo haya fracasado en Cuba o Venezuela, países cuyo sistema económico y político admira Petro y desea implantar en Colombia. El éxito del socialismo en Cuba ha sido total. Son ya tres generaciones las nacidas sin libertad de decidir lo que quieren hacer con su propia persona, con su propio trabajo, sin la posibilidad de intercambiar libremente sus productos y servicios con los demás. Tres generaciones acostumbradas a lo básico, a lo que la dictadura que las oprime decide son sus derechos, sus necesidades. Ya ni se rebelan, ni protestan, pues han caído, la mayoría de ellas, en la ominosa situación de servidumbre voluntaria y agradecida a la que los tiranos socialistas quieren llevar a los habitantes de los países donde logran imponerse. Venezuela, la atribulada Venezuela, avanza decididamente por ese camino. Los jóvenes venezolanos de veinte años, de la misma edad de los muchos que en Colombia votan por Petro, no han disfrutado en sus vidas ni de un segundo de libertad.
A pesar de que su candidatura se materializó tardíamente y entró a competir con las Fajardo y Petro, quienes han participado ya en tres elecciones presidenciales, la intención de voto por Fico Gutiérrez, como gusta ser llamado, ha venido creciendo persistentemente cuando se enfrenta directamente a Petro en las encuestas realizadas por la firma INVAMER.
Adicionalmente, Petro fracasó en sus esfuerzos por conseguir el apoyo del Partido Liberal, el cual terminó adhiriendo a la candidatura de Fico Gutiérrez. Hoy los partidos – Conservador, Liberal, Centro Democrático, Cambio Radical, Partido de la U y Partido Mira. – que alcanzaron el 60% de la votación en las legislativas apoyan la candidatura de Fico.
Es importante también señalar que sectores gremiales y empresariales, habitualmente ausentes de la política electoral directa, han reaccionado ante la amenaza que representa Petro contra la propiedad privada y la economía de mercado desplegando gran actividad política.
En las elecciones de 2022, Colombia se juega las libertades y la democracia. Contrariamente a lo que ocurrió en Venezuela en 1998, el establecimiento político y económico de Colombia ha reaccionado contra la amenaza que representa Gustavo Petro como no lo hiciera su contraparte venezolana frente a Hugo Chávez. Ojalá se logre el cometido de contenerlo pues su llegada a la presidencia de Colombia sería nefasta para toda Hispanoamérica pues Gustavo Petro es un marxista-leninista tan estructurado y determinado como Fidel Castro y dispuesto a seguir impulsando la estrategia del Foro de Sao Paulo de barrer el capitalismo de todos los países de América Latina.
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