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Bernardo A Guerra H.

Debo señalar que conocí a Federico Gutiérrez como concejal de Medellín (2008-2012) y en esta labor realizamos conjuntamente debates y proyectos de acuerdo importantes.

Gutiérrez como alcalde (2015-2019) realizó una administración exitosa, a diferencia de lo que fue la gestión de Petro en Bogotá: un desastre.

Mientras el exalcalde de Medellín actuó como un gerente de lo público, el de Bogotá se distinguió por la controversia permanente y por decisiones equivocadas, demagógicas, erráticas y sin sentido, que lastimosamente convirtieron a la capital del país en un completo caos.

En Medellín hubo honestidad y transparencia, en Bogotá reinó la corrupción y la politiquería.

Sería largo enumerar las realizaciones de Fico en la alcaldía, pero destaco que le dio continuidad al cable del Picacho; avanzó con la Ciudadela Nuevo Occidente; combatió combos y estructuras criminales; fortaleció programas sociales como el PAE, calificado como el mejor a nivel nacional; impulsó Buen Comienzo; promovió la escolarización y luchó contra la deserción estudiantil e instaló servicios públicos en zonas marginales. Salvó a Plaza Mayor de la quiebra en que la había dejado Gabriel Jaime Rico, quien ahora funge como asesor de cabecera de Quintero. Reafirmó la alianza del gobierno municipal con la empresa privada y la academia que fue de tan positivos resultados, dinamitada irresponsablemente por Quintero. Y la más importante: logró darle un manejo técnico y responsable a la crisis de Hidroituango.

Esas que señalo fueron, entre otras, líneas de acción de Fico en su gobierno, que concluyó con altos índices de popularidad. Fico tiene eso que los abuelos llamaban “don de gentes”, o sea, sencillez, cercanía y empatía con la comunidad.

Su programa resumido en dos palabras, “orden y oportunidades”, es una síntesis afortunada de lo que Colombia necesita en estos momentos, porque sin orden no habrá oportunidades y sin oportunidades para todos difícilmente tendremos una sociedad ordenada y justa.

Sobre el panorama político nacional se ciernen oscuras nubes populistas que pueden desatar una crisis de nuestra democracia, una como no la ha hemos tenido en el país en años. Y, sobre todo, que pueden llevarnos a un mayor grado de pobreza, crisis social y económica. Tenemos los ejemplos a muy poca distancia de nuestras fronteras.

Lo que actualmente sucede en Medellín, convertido su centro en un Bronx, bajo la tenebrosa administración Quintero, respaldada por personajes como César Gaviria y Gustavo Petro, es una prueba piloto de lo que sucedería a nivel nacional de ganar la presidencia el candidato populista. Ambos quieren convertirse en amos y señores de los destinos nacionales y de nuestro departamento y a eso no le marchamos los antioqueños.

Post Scriptum: Luego de los resultados del pasado domingo, con casi un millón de votos por Fico en Antioquia, es evidente que hay un rechazo generalizado a la funesta y siniestra administración de Quintero, lo que se refleja en la alta intención de hacer efectiva la revocatoria. Todo el mundo se pregunta: ¿cuánto y a quién se le paga por mantener “congelada” la revocatoria?

https://www.elcolombiano.com/, Medellín 20 de marzo de 2022.

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