En sus orígenes Antioquia fue un territorio esencialmente minero. A lo largo de 300 años los antioqueños crearon riqueza con la explotación del oro y de la plata. Cuando se sintieron estrechos en su territorio, se fueron a colonizar tierras vírgenes en lo que hoy son los departamentos del viejo Caldas, norte del Valle, Tolima, también el sur de Córdoba, Sucre, Magdalena medio y la muy antioqueña región de Urabá.
A este empeño de la colonización se sumó luego el de la industrialización.
A comienzos del siglo XX comenzó la gran epopeya de la industrialización, durante la cual se crearon muchas de las más importantes empresas del país, que en la actualidad, y ya consolidadas, dan un aporte muy significativo a la economía regional y nacional.
El progreso de Medellín ha sido posible gracias a la alianza de los sectores público, industrial, comercial y académico.
Esta alianza ha venido en los últimos dos años a punto de ser destruida por la toma hostil de la ciudad por el aventurerismo político de una administración municipal irresponsable como la del alcalde Quintero Calle, bajo el lema de “Medellín ya no les pertenece”.
Sin duda, pretende prestarle su contribución electoral a deleznables afanes politiqueros, alejados de los verdaderos intereses del pueblo antioqueño.
De un solo golpe se está destruyendo el trabajo de décadas, que convirtió a Medellín en una ciudad modelo por su resiliencia, la creación de empleo de calidad, la superación de la pobreza y la búsqueda de equidad entre sus habitantes.
Lo que está sucediendo en EPM es patético y aterrador. Se ha hecho desde la alcaldía, y con la anuencia de una junta directiva obsecuente y unos concejales incondicionales, todo lo posible para entrabar el proyecto de Hidroituango y colocar a la empresa, otrora modelo por la calidad de sus servicios, a punto de tener que ser intervenida por la Superintendencia de Servicios para corregir su desastroso rumbo. Algo nunca visto en sus 60 años de vida.
A esta toma hostil de la administración de la ciudad se suma ahora otro intento de cooptar, con apoyo de capitales golondrina extranjeros, unas destacadas empresas antioqueñas, que a lo largo de su existencia de varias décadas han creado empleo y prestado servicios con muy alta calidad y transparencia, no solo al sector industrial y al comercial, sino a toda la sociedad. Estas empresas han apoyado generosamente la educación, la salud y el bienestar del pueblo antioqueño, que ahora son amenazados por agresivos capitalistas foráneos.
Preocupa, además, la suerte de miles de pequeños ahorradores que han puesto en Sura y Nutresa sus ahorros, sus esperanzas y sus sueños, en busca de seguridad y manejo honesto de su dinero y cuya suerte es indeterminada e imprevisible ante la eventual llegada a esas empresas de otras personas con control mayoritario de las acciones y con otros criterios de administración.
Alfonso López Pumarejo inmortalizó una frase para señalar la autonomía e independencia que debe tener nuestro departamento frente a la intromisión de poderes centrales, saltimbanquis políticos y lobos financieros: “manos fuera de Antioquia”.
Post Scriptum: El proceso de licitación para la adjudicación del plan de alimentación escolar para los años 2022-2023, por 250.000 millones de pesos, fue declarado desierto.
¿Será adjudicado de manera directa o a dedo por Daniel Quintero a sus aliados y patrocinadores de campaña?
https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 12 de diciembre de 2021.