No hay duda de que el cambio climático representa el mayor riesgo para la humanidad. Sus efectos incluyen desde desastres naturales y amenazas a la producción de alimentos hasta consecuencias económicas con serios impactos en un mundo interconectado, donde la frontera entre lo local y lo global es cada vez más difusa.
Por esta razón, Colombia, como país especialmente vulnerable a los efectos del calentamiento global, se ha empeñado en adoptar acciones concretas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como el CO2 o el metano, y preparar los territorios en la gestión de mitigación y adaptación.
Este compromiso se materializó en el Acuerdo de París en 2015, donde los países firmantes definieron las metas para reducir las emisiones de estos gases. Este acuerdo se refleja en las contribuciones nacionalmente determinadas (NDC, por su sigla en inglés) que debemos lograr para el año 2030.
El 29 de diciembre de 2020, el país acordó disminuir sus emisiones en 51 por ciento. Esto significa emitir un máximo de 169,44 millones de toneladas métricas (Mt) de CO2 para 2030. Se trata de una meta muy ambiciosa pero imperativa si queremos detener la modificación del clima en el planeta atribuida directa o indirectamente a la actividad humana. También implica que todos los sectores de la economía debemos tomar acciones para contribuir a lograrlo.
De acuerdo con la NDC de Colombia, el sector de comercio, industria y turismo tiene los retos de reducir las emisiones en 7,7 millones de toneladas de CO2 equivalente para 2030, y lograr que mínimo el 10 por ciento de las pequeñas, medianas y grandes empresas de los sectores priorizados implementen estrategias, acciones o proyectos de adaptación al calentamiento global.
Para lograr este objetivo hemos establecido los compromisos del sector CIT en el Plan Integral de Gestión del Cambio Climático Sectorial (PIGCCS) que le presentamos al país hace solo unos días. Allí nos comprometemos a disminuir las emisiones a través de la promoción de la competitividad, la productividad y la adaptación.
En el PIGCCS hemos propuesto acciones concentradas en tres componentes: mitigación, que busca la reducción de las emisiones de GEI de las empresas; adaptación, enfocado en que las empresas se preparen para los impactos del clima cambiante; e instrumental, que integra transversalmente los medios de implementación de los dos primeros componentes.
Esto lo lograremos a través de la eficiencia y la gestión energética, los procesos productivos y las operaciones logísticas sostenibles; y la gestión eficiente de la demanda y uso de recursos.
Con la implementación del PIGCCS vamos a reducir los niveles de contaminantes en el aire, acelerar una cultura de cambio en las empresas y facilitar la articulación público-privada para generar impactos positivos en los entornos de las áreas de influencia de las empresas.
Al mismo tiempo que luchamos contra el calentamiento global vamos a impulsar la innovación tecnológica con incremento de la productividad empresarial y el desarrollo bajo en carbono, y en el mediano y largo plazo, la creación de empleos verdes en las cadenas productivas asociadas.
Con la implementación del PIGCCS, y de la mano de las empresas, contribuiremos al desarrollo sostenible del país y cumpliremos las metas de reducción de emisión de gases para 2030 que nos hemos propuesto.
De esta manera, no solo lograremos aportar a la gestión del cambio climático nacional, sino también a la modernización del sector, que será más eficiente, competitivo y sostenible para beneficio de la economía del país y la salud del planeta.
*Ministra de Comercio, Industria y Turismo.
https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 18 de febrero de 2022.