La historia de Colombia ha estado llena de estructuras, procedimientos, selecciones, vetos y excomuniones de la Iglesia católica. Nosotros, a semejanza de España, hicimos la nación según el ordenamiento eclesiástico con mucho mayor énfasis que otros países latinoamericanos. Tuvimos hasta arzobispo virrey y, por más de 100 años de ser república independiente, la Iglesia era la que señalaba al candidato presidencial del Partido Conservador. Hasta 1930, cuando en una pifia monumental el arzobispo primado de Colombia (todavía no teníamos cardenal) no escogió bien el apoyo entre el general Vázquez Cobo y el poeta Guillermo Valencia y la hegemonía conservadora vigente desde 1886 se derrumbó en manos de Olaya Herrera. De allá para acá, entre la llamada República Liberal y el Frente Nacional, la Iglesia fue perdiendo poderío político y distancia moral con los antiguos feligreses. Algunos obispos han sido reaccionarios de derecha como Builes, Pimiento o Concha. Otros han sido amigos de la izquierda como Monsalve, el activista actual obispo de Cali o monseñor Rueda, el primado bogotano quizás más radical pero pacifista. Varios curas como Pérez y Laín y Camilo Torres empuñaron las armas y las banderas del ELN.
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Más de uno de los candidatos argumentará, buscando que lo reciban, que el papa Francisco no puede ser tan parcializado
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Sin embargo, desde la década de los 80, cuando la iglesia les quitó la sotana y el latín a los curas, los volteó a celebrar la misa de frente a los fieles y se impuso el ideario aperturista del Concilio Vaticano,la Iglesia perdió vigencia política. Hasta ayer, cuando el papa peronista Bergoglio, el argentino, le echó una manito a Gustavo Petro y lo recibió en audiencia privada retomando el poder de señalamiento eclesiástico sobre quien puede o debe ser el nuevo presidente de los colombianos. Tremendo sopapo el que ha dado el papa a la campaña electora. Hemos retrocedido a épocas que creíamos superadas. Ahora más de uno de los candidatos argumentará, buscando que lo reciban, que el papa Francisco no puede ser tan parcializado, pero no pasarán de hacer las vueltas y de poner al nuncio en Bogotá y al embajador en el Vaticano a saltar matojos para conseguirles la cita. Petro, de la mano del papa peronista nos advierte que él es el más hábil, el más recursivo y el que por tanto, así retrocedamos en la historia como lo hizo Lenin con Rusia recibiendo el apoyo económico del Kaiser alemán, los demás no están capacitados para gobernarnos. Aquí no habrá huelga de católicos. La gente seguirá yendo a misa y de la misma manera como les han perdonado a los curas su mariconería y sus tonos aflautados, le perdonarán al papa que actúe más como peronista amigo de los Kitchner que como jefe de la Iglesia.
https://www.las2orillas.co/, Bogotá, 03 de febrero de 2022.