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Jonathan Malagón G.*

Transcurría el 2015 cuando Colombia vio nacer el programa Mi Casa Ya, en cabeza del entonces ministro Luis Felipe Henao y del Viceministro Guillermo Herrera. La apuesta era complementar el oportuno programa de Vivienda Gratuita con una alternativa de demanda, donde el ciudadano podía elegir dónde hacer efectivo el subsidio, incrementando la competencia en el sector edificador y aumentando la capilaridad regional de las ayudas. La disruptiva propuesta cambiaría para siempre el sector edificador de nuestro país y Mi Casa Ya se convertiría rápidamente en uno de los programas de vivienda más exitosos del mundo emergente, logrando alinear los incentivos del ciudadano con los de los constructores y las entidades financieras.

El Gobierno del Presidente Iván Duque le apostó a construir sobre lo construido. Desde agosto de 2018, decidió ajustar a través de la Ley de Vivienda y de 26 decretos algunos parámetros que permitieran profundizar aún más el programa y mejorar la eficiencia del sector edificador. Se crearon los subsidios concurrentes para aprovechar las sinergías con las Cajas de Compensación Familiar y facilitar el cierre financiero de los hogares con ingresos inferiores a dos salarios mínimos; se modificaron plazos y niveles de endeudamiento regulatoriamente permitidos; se creó la figura de un fiador vía Fondo Nacional de Garantías para los hogares que ganaran menos de dos salarios mínimos; se habilitó la complementariedad de subsidios con las entidades territoriales; se permitió la participación del sector solidario en el otorgamiento de subsidios, se eliminaron las restricciones para la compraventa de inmuebles adquiridos con Subsidio Familiar de Vivienda; entre otras innovaciones normativas. Con un gran liderazgo del sector privado, los incentivos correctos y la respuesta efectiva por parte de los colombianos, hemos logrado resultados que parecerían imposibles incluso en ausencia de pandemia.

Lo de nuestro país en términos de compra de vivienda es un récord. Tal vez lo más llamativo es que en Colombia se compre una casa -en promedio- cada dos minutos y medio. De hecho, dejando de lado las noches y los festivos, cada minuto se compra una vivienda en nuestro país. Fueron más de 97.000 subsidios los que entregamos en 2021, lo que indica que cuatro de cada 10 casas logran comprarse en nuestro país gracias al apoyo del Gobierno Nacional. La cartera de vivienda alcanzó su máximo histórico, sin deterioro en sus indicadores de calidad asociado a la expansión ni a la inclusión financiera de los más necesitados. Se digitalizaron casi todos los pasos para la compra de vivienda y es Colombia el país del mundo donde más se busca la palabra “vivienda” en Google. Somos, también, los líderes regionales en compra de vivienda por millón de habitantes. Pasamos de 840.000 empleados directos antes de la pandemia a casi 1,1 millones de trabajadores. El elemento de la confianza del consumidor que puntúa más alto es la disposición a comprar vivienda, al punto que se compran casi tantas casas como vehículos en nuestro país. Vamos bien, muy bien.

Por supuesto que existen elementos por mejorar. La administración pública es -y debe ser- un proceso de mejora continua. Necesitamos, por ejemplo, garantizar la disponibilidad de subsidios hasta finales del 2022, entendiendo que el ritmo de asignación actual rebasa cualquier apropiación presupuestal prevista en el Marco Fiscal de Mediano Plazo. Debemos seguir avanzando en la actualización de los Planes de Ordenamiento Territorial para favorecer la habilitación de suelo y el crecimiento urbano ordenado. Además, es fundamental continuar el trabajo articulado con las demás entidades del Gobierno Nacional y las entidades territoriales para avanzar en la digitalización de los procesos para la producción y adquisición de vivienda.

Con esta nueva realidad y esta nueva escala, los niveles de iniciaciones también alcanzan máximos históricos. Así las cosas, en algo más de 40 años Colombia duplicaría el número de unidades habitacionales que construimos en 202 años de historia republicana. El ritmo que hemos alcanzado es el que nos permitirá reducir el déficit de vivienda y mantener al sector edificador como uno de los grandes protagonistas de nuestro aparato productivo. La historia de la vivienda en Colombia empieza a ser laureada y reconocida en el mundo, inspirando las políticas habitacionales de otros países. Colombia es un país en edificación, que construye sobre lo construido. Mientras usted leyó esta columna, una familia colombiana compró casa, muy seguramente con subsidios del Gobierno del Presidente Iván Duque.

*Ministro de Vivienda

https://www.larepublica.co/, Bogotá, 14 de enero de 2022.

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