Facebook

     SiteLock

Última hora
Es hora del amor eficaz - Domingo, 24 Noviembre 2024 03:13
Rechacemos el Estado Politiquero - Domingo, 24 Noviembre 2024 03:11
Con el próximo gobierno… - Domingo, 24 Noviembre 2024 03:10
El paradigma inmoral del presidente Petro - Domingo, 24 Noviembre 2024 03:08
Costos del desprecio de lo técnico - Domingo, 24 Noviembre 2024 03:04

Diego Martínez Ll.  

La tensión que existe en Cali por la llegada de la minga indígena es innegable.

No niego que en la ciudad no faltan los xenófobos que aún creen que los indios no tienen alma, pero los que están preocupados por la llegada de los indígenas están así, no porque vean con desdén a esas personas sino por lo ocurrido en mayo pasado.

Esa herida no ha cicatrizado. Las imágenes de los indígenas tratando de meterse en unas unidades residenciales quedaron en la retina de mucha gente. Así como las de aquellos que dispararon contra algunos indígenas, no tengo claro si por defender sus propiedades o por impedir que algunos de ellos se metieron a esos sitios.

Lo cierto es que hay mucha tensión y cualquier incidente menor puede volver a prender la mecha.

Eso es lo que no han entendido el Alcalde ni el Arzobispo ni los que defienden la llegada de la Minga. No se trata de un problema de xenofobia sino un temor justificado por lo que ocurrió en mayo.

Lo que no he podido entender es por qué los líderes indígenas organizaron esta minga justo en pleno diciembre, cuando los caleños ya están pensando en navidad y quieren superar este ‘annus horribilis’ que está terminando.

No tengo claro qué reclaman ni que quieren reivindicar con esa marcha. Me da la impresión que ni ellos mismos saben a qué vienen a Cali. Con lo cual concluyo que esta minga es simplemente una provocación.

Ellos quieren medirle el aceite a los caleños para ver cómo los reciben y qué consecuencias tiene esa marcha.

Me niego a creer la versión que me dio un alto oficial del Ejército: que los indígenas arman estas mingas para que la Fuerza Pública se ocupe en garantizar el orden público y así facilitar la salida de un cargamento de estupefacientes.

De todas formas, el palo no está para cucharas. Insisto, la herida de lo acontecido en mayo no ha cicatrizado y cualquier incidente puede generar un nuevo enfrentamiento.

Cuando un mandatario sensato vislumbra que alguna situación puede generar un problema, hace todo lo posible para evitar que esa situación se produzca. La prevención siempre es el mejor remedio.

Pero aquí prima la demagogia sobre la sensatez y por eso dos demagogos profesionales como Jorge Iván y Darío Monsalve están en el plan de pedirles a los caleños que acojan con amor a los indígenas, olvidando lo que ocurrió en mayo. Eso se llama falta de responsabilidad.

Para completar, según informó este diario el día de ayer, información de inteligencia que está en poder de las autoridades, indica que un grupo de indígenas Misak, los mismos que derribaron la estatua de Sebastián de Belalcázar, planea infiltrarse en la minga y llegar a Cali para hacer un ‘acto’ en el sitio donde se erigía la estatua. De hecho ayer en la tarde comenzaron a llegar indígenas al sector.

Ojalá me equivoque. Ojalá que hoy cuando llegue la minga, los moradadores del sur de la ciudad salgan a abrazarse con los integrantes de la minga, olvidando lo acontecido en mayo.

Pero difícilmente eso va a pasar. Tendremos que darnos por bien servidos si simplemente no acontece nada. Porque esa minga, a la ciudad, no le aporta nada.

Pero si ocurre algo, tenemos bien claro quiénes son los responsables de la llegada a Cali de la dichosa Minga, justo en este momento.

Sigue en Twitter @dimartillo

https://www.elpais.com.co/, Cali, 09 de diciembre de 2021.

Publicado en Otras opiniones

Compartir

Opinión

Nuestras Redes