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Néstor H. Martínez  

Un genuino partido ecologista, aunque alternativo, no debería ser de izquierdas ni de derechas.

Anadie lo puede tomar por sorpresa la crisis interna de los ‘verdes’. Por supuesto que no los dividen la suerte del Tratado de Escazú ni las acciones de Colombia para combatir el calentamiento global. Porque de la defensa del medio ambiente, más bien pocón. Están fracturados por asuntos de mecánica política, con ocasión de las próximas elecciones, ante la presión de varios de sus dirigentes para conseguir que la Alianza Verde se ponga integralmente al servicio de la candidatura de extrema izquierda que representa Petro.

Es lógico que esto ocurra porque sus miembros, todos ellos alternativos, en realidad provienen de muy distintas vertientes del pensamiento político. Del M-19, del Nuevo Liberalismo, del Polo, de los Progresistas, de los mockusianos. Su unidad interna está pegada con babas, de tiempo atrás. Sin embargo, algunos dirigentes ‘verdes’, que vienen del verde oliva que vistieron en el pasado, han logrado hábilmente que esa divisa política se ubique cada vez más del lado de sus intereses y, por eso, no desfallecerán hasta lograr que ese partido se ponga al servicio del llamado Pacto Histórico.

Hay que recordar que en el 2005 el Partido Verde nació utilizando la antigua personería de la Alianza Democrática M-19 y su núcleo más importante de adeptos provino de desmovilizados y simpatizantes de ese grupo guerrillero, luego de su incorporación a la vida civil. Coherentemente, años más tarde, en el 2013, los verdes formalizaron una alianza con el Movimiento Progresista de Gustavo Petro, para llevarlo a la Alcaldía de Bogotá.

También, el ala más ‘progresista’ del partido Verde lo ha arrastrado hacia la extrema radical de América Latina. Según información pública sobre los movimientos o partidos que forman parte del Foro de São Paulo, la Alianza Verde comparte la silla de Colombia, junto con la Farc, el Partido Comunista, la Marcha Patriótica, el Polo y la Unión Patriótica. ¡Ni más ni menos! Con estas compañías nadie puede aceptar en Colombia que representan de alguna manera al centro, dentro de nuestro espectro ideológico, cuando precisamente el Foro de São Paulo se empeña en expandir en todo el continente el modelo totalitarista del vecindario.

Un genuino partido ecologista, aunque alternativo, no debería ser de izquierdas ni de derechas. Porque la defensa del medio ambiente no tiene color político. Pero los ‘verdes’ nuestros son de otra estirpe. Tan es así que, de los catorce partidos de la región que forman parte de la Federación de Partidos Verdes de las Américas, solo el partido Verde de Colombia se sienta en el Foro de São Paulo, a repasar la cartilla cubana. ¡El único!

En la actualidad, de los tres codirectores de la Alianza Verde, dos de ellos fueron del comando superior del M-19. Y de su comité ejecutivo forman parte, entre otros, el senador Sanguino, quien perteneció al Eln y luego se desmovilizó como miembro de la Corriente de Renovación Socialista, y el exgobernador Romero, quien viene del Polo y participó en la creación de Telesur, el canal de la revolución bolivariana chavista.

Entonces, es apenas natural que busquen partir cobijas los sectores que no pretenden acabar con la democracia como sistema de gobierno, o restringir las libertades ciudadanas o eliminar el sistema de economía de mercado. Tampoco parece posible que el sector del profesor Mockus o del que amadrina Claudia López o el del exgobernador Amaya se mantengan cogidos de la mano con personajes que están rindiendo cuentas ante la justicia. En este sentido, es lógica la escisión que han planteado. Así, cada mico trepa en su árbol.

Taponazo. Virgilio Barco diseñó el camino de la nueva constitución y abrió las puertas a la modernidad de nuestra economía. Cerreramente liberal y dialéctico. Honores en el centenario de su natalicio.

https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 18 de septiembre de 2021.

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