¿Y quiénes han esos enemigos? Naturalmente, Ernesto Samper, sus acólitos y amigos; entre ellos, los capos del Cartel de Cali y otros narcos, que aportaron dineros importantes a la campaña presidencial samperista en 1994. Dineros que, muchos aseguran, fueron la causa de la derrota de Andrés Pastrana, su contrincante en dicha elección.
Recordemos que al saberse la existencia de esos dineros se tendió una vergonzosa capa de sospechas sobre el recién electo presidente, que hasta hoy, veintisiete años después, Samper no ha logrado disipar.
Esa historia la conocemos bien, el Proceso 8.000, todos lo vivimos, y al “elefante blanco” metido en la casa, todos lo vimos; porque ciegos no somos. Conocimos también el escándalo de la “Monita Retrechera”, Elizabeth Montoya de Sarria, supuesto enlace entre los narcos y el expresidente Samper, asesinada misteriosamente. Tampoco olvidamos las “cajas de zapatos” llenas de billetes, aparentemente para pagar la segunda vuelta presidencial, transportadas por Horacio Serpa a San Andrés, en el avión de José Sarria, el marido de la Monita; ni las declaraciones de Fernando Botero sobre el conocimiento de los hechos por su jefe Ernesto Samper.
Como dice el expresidente Pastrana, en su reciente respuesta a una envenenada misiva de Samper contra él, en la que pretenden tapar con falsedades la relación de este con el Cartel del Valle: “No desmiente, en ninguno de sus apartes, la carta firmada por los Rodríguez Orejuela sobre la financiación del Cartel de Cali y otros narcotraficantes a la campaña de Ernesto Samper en 1994. Al contrario, ratifica, una vez más, que el narcotráfico compró la presidencia en ese entonces”.
Hoy las pruebas de que los dineros del narcotráfico entraron en la campaña samperista han quedado ratificadas por la carta firmada por los Rodríguez Orejuela y presentada por Andrés Pastrana.
Colombia debe reconocer el valioso trabajo de Andrés Pastrana durante su presidencia, su decidida batalla contra los narcotraficantes y los carteles, sus valerosos esfuerzos para lograr un acuerdo de paz con los Terroristas de las Farc, sus logros internacionales para que dicha guerrilla fuera reconocida y sancionada como terrorista y la colaboración de EE. UU. a través del Plan Colombia, sus esfuerzos por modernizar y dotar al Ejército de Colombia.
Tarde o temprano, la historia le dará la razón a Pastrana. Un hombre de paz, un acérrimo enemigo del narcotráfico y, ante todo, un presidente comprometido con la paz y el bien de los colombianos.
https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 15 de septiembre de 2021.