Cierto. Desafortunadamente. Las cifras indican que el gobierno de López Obrador ya tiene el promedio de asesinatos más alto de la historia moderna de México: 95 por día. Es un récord. Y si las cosas no cambian, su gobierno muy pronto superará el número total de homicidios dolosos que hubo en las presidencias de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón. Más allá de la burbuja del Palacio Nacional, el país no vive la “paz y tranquilidad” que el presidente pregona.
Aquí está mi respuesta a las más recientes declaraciones del presidente.
Desde que López Obrador tomó el poder (del 1.º de diciembre del 2018 al 30 de junio de este 2021), han sido asesinados 89.064 mexicanos. Y para que no haya dudas, estoy usando las cifras oficiales de homicidios dolosos del propio gobierno de AMLO, que son publicadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Ningún gobierno reciente ha tenido, en promedio, tantos asesinatos diarios como el de López Obrador. Vamos a hacer la comparación de homicidios dolosos de los últimos tres gobiernos:
—López Obrador, 89.064 en 31 meses (Dic. de 2018-Junio de 2021) o 95 muertos por día.
—Enrique Peña Nieto, 125.508 en 72 meses (2012-2018) o 58 muertos por día.
—Felipe Calderón, 121.683 en 72 meses (2006-2012) o 56 muertos por día.
¿Cómo pasamos de 56 o 58 muertos diarios a 95? Este es un triste récord del que nadie puede sentirse orgulloso. Según estos cálculos —basados en cifras oficiales y del Instituto Baker de la Universidad de Rice (para el sexenio de Calderón)—, el gobierno de AMLO pronto tendría más homicidios dolosos que cualquier otro. Y ni siquiera ha cumplido tres años. De seguir así, las cifras para el 2024 serían aterradoras.
El presidente ha repetido muchas veces que se levanta a las cinco de la mañana y a las seis se reúne con todo el gabinete de seguridad para analizar la inseguridad en el país. Por supuesto, se agradece el esfuerzo y el madrugonazo diario. Pero reunirse mucho no garantiza resultados positivos.
El presidente apunta, correctamente, que ya no hay una fuerte tendencia a la alta en los homicidios dolosos respecto a los dos años que le precedieron. “Si ustedes ven el 2017 y 2018, si lo analizan a detalle, es como un incremento del 15 al 20 por ciento”, dijo en la conferencia de prensa del jueves. Efectivamente, ya no hay un incremento tan drástico. Pero el problema —el gravísimo problema— es que las matanzas, los feminicidios y los homicidios dolosos en el país se han estabilizado a niveles altísimo. Esto es como quedarse colgado de cabeza en la cima de una montaña rusa.
Claramente la política de “abrazos, no balazos” ha fallado. Tampoco ha funcionado la creación de la Guardia Nacional, violando la promesa inicial de que sería manejada por civiles. Además, es sumamente preocupante la rápida militarización del país. ¿Dónde quedó el compromiso de AMLO del 2012 de regresar a los militares a los cuarteles en los primeros seis meses de su gobierno?
La principal obligación de un presidente es proteger la vida de sus ciudadanos. En ese sentido, López Obrador ha fracasado estrepitosamente —y eso que aquí no estamos hablando de los muertos por el ineficiente y confuso manejo de la pandemia en México—.
Ojalá el presidente tuviera razón y su gobierno no fuera el más violento que se recuerde. Pero no es así. Las cifras —sus propias cifras oficiales de homicidios dolosos— dicen otra cosa y muestran zonas del país con peligrosísimos vacíos de autoridad. Lo peor de todo es que si el presidente no reconoce que su estrategia ha fallado, va a seguir repitiendo el mismo error. Y eso ocasionará la pérdida de muchas más vidas.
Ya he asistido a tres mañaneras y aprecio la oportunidad de preguntarle directamente al presidente. Pero ese no es el mejor formato para profundizar en estos temas. Sé que el presidente ya no da entrevistas, pero aprovecho este medio para solicitarle una. No sería la primera vez. Solo dígame la hora y el lugar y ahí estaré. Ya tengo sus datos.
https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 25 de agosto de 2021.